(09 de mayo del 2022. El Venezolano).- Aunque no existe normativa internacional alguna que regule acuerdos sobre la suspensión de sanciones impuestas a personeros del régimen venezolano, así como de las restricciones a nuestra industria petrolera, impuestas desde 2017 a causa de la embestida contra las protestas durante 2014 y subsiguientes, en contravención a la CRBV, funcionarios del régimen han solicitado al gobierno de EEUU la suspensión de sanciones y bloqueos contra Venezuela, Cuba, Irán y otros países, en plena emergencia mundial debido a la pandemia de la COVID-19, cerco económico que acentúa la crisis que ya se experimentaba desde la prepandemia, lo que ha impedido surtir, adecuadamente, de alimentos y medicinas a estos países, sería muy propicio y oportuno la exigencia de un acuerdo de contrapartidas en las disposiciones constitucionales e internacionales que dichas naciones contravienen infraganti, pues sin estas resultaría paradójico y hasta una aberración la suspensión de las sanciones impuestas y quizá una blandura ante los desmanes de sus dirigentes, ahora en desgaste por sus actitudes grotescas e inhumanas, tal y como son los casos de Cuba, Nicaragua y Venezuela en medio de rechazos y señalamientos mundiales, además de Rusia por el conflicto bélico con Ucrania.
Por Isaías Márquez
En efecto, el régimen venezolano se halla atrapado, por desaprensión, en su narcoautoritarismo político, por lo cual apela a la compra de conciencias, baladronadas y victimización a objeto aobrevivir en el poder junto con su caterva rusochinocastrocomunista y en contubernio, además, con las FARC, Irán y Turquía, por lo que hoy asistimos a una hibridación de militarismo autoritario con una viabilidad económica, la cual nos indujo a una dolarización “de facto”en nuestra economía que, simultáneamente, hizo reaparecer los productos en tiendas, abastos y supermercados, lo cual neutralizó las tensiones sociales.
Pero, generando una nueva fuente de desigualdades. Ínterin, la COVID-19 podría constituirse en una esclerosis de los mecanismos y/o estrategias de control social, mediante las cuarentenas, tal y como ya ha experimentado con éxito relativo por sus efectos del tipo “toque de queda”, que implica desmovilización casi total de la ciudadanía incauta y encandilada por la trama de sofismas.