(26 de marzo del 2021. El Venezolano).-Antes del asalto al Capitolio y de que Twitter y Facebook silenciaran a Donald Trump por incitar a la violencia, la desinformación sobre los resultados de las presidenciales en Estados Unidos del pasado noviembre se esparcieron como espuma por las redes sociales. A casi dos meses del ataque al corazón democrático de Washington, los jefes de las gigantes tecnológicas admitieron este jueves que sus plataformas jugaron un papel en el asalto al edificio federal el pasado 6 de enero en una comparecencia virtual ante el Congreso. Los legisladores republicanos acusaron a los empresarios de “censurar” las voces conservadoras y los demócratas les advirtieron de que llegó el fin de la autorregulación.
Muchos de los simpatizantes de Trump que se congregaron en la capital el día en que el Congreso certificó a Joe Biden como ganador de los comicios planearon el ataque al Capitolio a través de conversaciones en Facebook, Twitter y YouTube -de Google-, entre otras plataformas más pequeñas. El panorama en internet era que Trump llevaba meses hablando de un supuesto fraude electoral y sus seguidores más extremos replicaban que los demócratas habían robado las elecciones. Este jueves el Comité de Energía y el de Comercio de la Cámara de Representantes convocaron a Sundar Pichai, jefe de Google, Mark Zuckerberg, de Facebook, y Jack Dorsey, de Twitter, para abordar la desinformación y la radicalización en sus empresas.
El congresista demócrata Mike Doyle presionó a los líderes de las tecnológicas para que respondieran “sí” o “no” sobre si sus plataformas habían contribuido a la difusión de información errónea y la planificación del asalto al Capitolio. Los tres directores ejecutivos, de los hombres más ricos y poderosos del mundo, contestaron afirmativamente. “Pero también hay que tener en cuenta el ecosistema en general. No se trata solo de los sistemas tecnológicos que utilizamos”, apuntó Dorsey. Después del ataque, Twitter y Facebook le cerraron la cuenta a Trump. Consultado el jefe de Twitter sobre si había sido su decisión, afirmó que la última responsabilidad recaía en él.
“Todos somos conscientes de la creciente censura de las voces conservadoras por parte de las grandes tecnologías”, espetó el congresista Bob Latta, el republicano de mayor rango del subcomité de comunicaciones y tecnología del Congreso. Latta atacó la famosa Sección 230 de la Ley de Decencia en las Comunicaciones, que exime a las compañías de la responsabilidad por el contenido publicado por sus usuarios. Trump era un gran crítico y Biden, antes de llegar a la Casa Blanca, también pidió que la revocaran.
Pichai, de Google, defendió la ley: “La sección 230 permite a las empresas tomar medidas decisivas sobre la desinformación dañina y mantenerse al día sobre los malos actores que trabajan duro para eludir ciertas políticas”, afirmó el director ejecutivo del principal buscador en internet. Zuckerberg, por su parte, planteó que debería reformarse la ley y permitir inmunidad solo a las empresas que siguen las buenas prácticas para eliminar el contenido dañino. También planteó que las reglas deberían ser diferentes para las redes sociales más pequeñas por razones de “competencia”. Dorsey aseguró que esto último sería muy difícil, pero que apoyaba una mayor transparencia y responsabilidad por parte de las tecnológicas.
Los republicanos también le achacaron a Dorsey la decisión de bloquear la cuenta de Twitter de The New York Post después de que publicaran un artículo sobre Hunter Biden, el hijo del presidente Biden, y sus negocios en Ucrania. El empresario reconoció dos veces que fue un error, pero que la acción se basó en que la historia citaba material pirateado. “Tuvimos una interpretación incorrecta”, sostuvo Dorsey, y agregó “no redactamos las normas según ninguna inclinación política en particular”. “Su propio modelo de negocio se ha convertido en el problema y se acabó el tiempo de la autorregulación. Es hora de que legislemos para hacerlos responsables”, advirtió el congresista demócrata Frank Pallone, presidente del comité de Energía y Comercio.
Con información de El País