(05 de diciembre del 2020. El Venezolano).- Se ha desarrollado un nuevo sistema de vigilancia global COVID-19 que puede rastrear dinámicamente no solo dónde está el virus, sino hacia dónde se dirige, lo rápido que llegará y si esa velocidad se está acelerando. Este nuevo sistema de vigilancia, el primero en rastrear dinámicamente el virus, se implementará en 195 países este 3 de diciembre, según publican en el ‘Journal of Internet Medical Research’.
«Ahora podemos identificar fácilmente los brotes al comienzo –destaca Lori Post, investigadora principal y directora del Centro Buehler para Políticas de Salud y Economía de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern–. Quiere saber dónde se está acelerando la pandemia, lo rápido que se está moviendo y cómo se compara con las semanas anteriores».
Post, junto con James Oehmke, tambien de la Northwestern, y Charles Moss, de la Universidad de Florida, trabajaron día y noche durante los últimos cuatro meses para desarrollar el novedoso sistema de vigilancia, basado en una investigación pionera dirigida por Oehmke. «Podemos informar a los líderes dónde está ocurriendo el brote antes de que aparezca en hospitales y morgues abarrotados –asegura Post–. Los sistemas actuales son estáticos y el nuestro es dinámico».
Northwestern está alojando un panel para el nuevo sistema de seguimiento COVID, abierto a cualquier persona, con las nuevas métricas y las métricas tradicionales. El tablero de cada país será monitoreado en todas las embajadas de Estados Unidos en el mundo para informar a los líderes políticos de todo el mundo. Los usuarios tendrán métricas de todo el mundo al alcance de su mano, explican sus autores.
La aplicación de vigilancia global analiza el virus de la misma manera que el campo de la economía mide la expansión y contracción de la economía. «Estos métodos se han probado y probado, pero esta es la primera vez que se aplican a la vigilancia de enfermedades –explica Post–. Validamos el modelo y las métricas para la vigilancia médica y las publicamos. Sabemos que funcionan». El proyecto se denomina GASSP (Proyecto de Vigilancia GlobAl Sars-Co2).
La vigilancia existente, que no ha cambiado mucho en 50 años, mide el número de casos en términos de muertes e infecciones nuevas y acumulativas. No identifican cambios significativos en la pandemia ni hacen sonar la alarma cuando hay una aceleración preocupante de la transmisión de la enfermedad que indica un brote.
El sistema de vigilancia puede ayudar a las embajadas y misiones de EE. UU. A apoyar a los países asociados para formular e implementar políticas que mitiguen el COVID-19 o resultados adversos como la inseguridad alimentaria, y comprender qué políticas están funcionando mejor.
Estas nuevas métricas también pueden ayudar a los países desarrollados y sus sistemas de salud a prepararse para cambios rápidos en la pandemia.
«Por ejemplo, en relación con otros países, Holanda es un país pequeño y no tiene el mismo número de casos que algunos países más grandes como España –recuerda Post–, pero tienen señales alarmantes en este momento: mayor velocidad, aceleración y tirón y eso significa potencial para un crecimiento explosivo».
«La velocidad en sí no nos dice lo suficiente –reconoce Post–. Tenemos que conocer la aceleración y cómo se compara de una semana a otra, un tirón, para estar preparados para lo que se avecina con la pandemia».
Jerk es una medida de aceleración creciente y puede ayudar a predecir el estrés que la pandemia colocará en los sistemas de salud. «El Jerk puede ayudar a convertir una respuesta política reactiva en una respuesta política proactiva», explica Oehmke, profesor adjunto de medicina de emergencia en Northwestern. Jerk es un término de física, señala Oehmke, porque hasta ahora el concepto no existía en la nomenclatura de salud pública.
«Si usted es el gobernador de Nueva York, no es útil prevenir futuros brotes al observar cuántas personas ya estaban infectadas por el nuevo coronavirus –advierte Post–. Desea saber qué está sucediendo ahora y cuáles son los escenarios probables en el futuro cercano. Al observar la velocidad, la aceleración y la sacudida, podemos informar a los líderes dónde está ocurriendo el brote antes de que aparezca en hospitales y morgues abarrotados».
El sistema también controla los datos incompletos utilizando métodos estadísticos de última generación. La vigilancia existente detecta casos graves, según Post, por lo que en el caso de COVID, esas cifras probablemente solo representen entre el 10% y el 20% del número de casos.
«Estamos detectando las características dinámicas de la pandemia –asegura Post–. Las pandemias se mueven y cambian. Somos como controladores de tráfico aéreo que guían en un avión durante una tormenta eléctrica. El piloto no puede ver. No saben a dónde ir, necesitan información. Tenemos que guiar ese avión con instrumentos De manera análoga, debemos informar a los líderes de salud pública cuando se produzcan cambios significativos en la pandemia».
La persistencia, un efecto de eco hacia adelante, es igualmente importante para la vigilancia de una pandemia. «El efecto de persistencia mide la probabilidad de que las personas que se presentaran recientemente la semana pasada infectaran a otras que presentarán COVID-19 esta semana, que están infectando a otras que se presentarán la próxima semana, y así sucesivamente –señala Oehmke–. Para aplanar la curva y poner fin a la pandemia, tenemos que reducir el efecto de persistencia y eventualmente llevarlo a cero; ese tiene que ser un objetivo político clave».