(20 de julio del 2025. El Venezolano).- Estimada María Corina Machado:
Vemos con creciente preocupación la forma autocrática con la que usted ha asumido el liderazgo de la oposición venezolana. Un liderazgo que, con respeto, no le pertenece ni a usted ni a ningún actor político en particular. Ese liderazgo tan invocado emana únicamente de la voluntad del pueblo venezolano, no de la imposición individual. Y en este momento tan crítico de nuestra historia, lo que Venezuela necesita es un liderazgo colectivo, inclusivo, basado en el trabajo en equipo, no en visiones personalistas ni mesiánicas.
Nos alarman sus palabras y posturas recientes, que carecen de argumentos sólidos, de coherencia ideológica y que, en muchos casos, contradicen sus propias acciones pasadas. Esto ha quedado en evidencia, entre otras ocasiones, en su entrevista con el diario español ABC, donde acusó al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero de «avalar la dictadura» por negociar la liberación de presos políticos. ¿Acaso no hizo usted lo mismo? ¿Acaso no fue el señor Richard Glennel enviado especial del gobierno de Trump para Venezuela quien negoció con el régimen la salida de varios de sus compañeros refugiados en la embajada argentina en Caracas?
Entonces, señora Machado, ¿la negociación solo es válida cuando la protagoniza usted o sus aliados? ¿Los derechos y libertades son exclusivos para quienes forman parte de su partido? Ese doble rasero y elitismo son peligrosos, y lamentablemente, cada vez más evidentes.
También debemos recordar que el expresidente Zapatero ha viajado a Venezuela en diversas ocasiones, no por voluntad propia, sino a solicitud de líderes opositores —incluyéndola a usted y a su partido— para mediar con el régimen y buscar la liberación de presos políticos. No olvide que muchas de esas liberaciones ocurrieron gracias a su gestión, incluyendo figuras como Leopoldo López, Lorent Saleh o Edmundo González Urrutia quienes llegaron a España tras negociaciones facilitadas por Zapatero o recientemente hace unas horas el Sr William Dávila aquejado de salud ¿Por qué no les pide usted a estas personas que regresen a prisión si tanto cuestiona a quien contribuyó a su libertad?
Señora Machado, esta lucha no es una guerra ideológica entre izquierdas y derechas. Es una lucha entre demócratas y tiranos, y en el bando democrático cabemos todos. Su discurso, al reducir el conflicto político venezolano a una batalla entre el bien (la derecha) y el mal (la izquierda), ignora la diversidad ideológica y social del pueblo venezolano.
Además, si la izquierda es, según usted, intrínsecamente perversa, ¿por qué su partido forma parte de la Internacional Liberal, una organización que agrupa desde partidos de centroizquierda hasta centroderecha? Coherencia, señora Machado.
Usted ha buscado apoyo en figuras como Donald Trump, Javier Milei, Santiago Abascal, Viktor Orbán y Giorgia Meloni. Le preguntamos directamente: ¿en qué han beneficiado estas personas a la migración venezolana o a la lucha democrática en nuestro país? En muchos casos, sus gobiernos han tomado medidas crueles contra nuestros migrantes, especialmente menores de edad, violando tratados internacionales y la Declaración Universal de Derechos Humanos. Mientras tanto, usted guarda silencio, mientras usted no dice nada de la ayuda prestada por el gobierno español en los últimos cinco años quien ha otorgado casi 300000 residencias por razones humanitarias, permitiendo a los migrantes venezolanos desarrollarse libremente en España o que fue el gobierno español el primero en reconocer a la migración venezolana con el estatus de refugiados.
Queremos dejar claro que esta editorial no es un ataque, sino un llamado a la reflexión. La lucha por la democracia en Venezuela no puede construirse desde la exclusión, la arrogancia o el sectarismo ideológico. Debe ser un proyecto plural, democrático y verdaderamente nacional. Esta no es una cruzada individual, sino una misión colectiva donde todas las voces democráticas deben ser escuchadas y respetadas.
A los hechos, señora Machado, no a la retórica vacía. El país exige coherencia, transparencia y humildad para rectificar. Venezuela nos necesita a todos.