(24 de abril del 2025. El Venezolano).- A la presidente de México, Claudia Sheimbaum le viene bien recordarle cada vez que hable de «respeto soberano» en sus discursos mediáticos matutinos, sobre todo cuando se refiere a sus colegas presidenciales que no comulgan con el Castro Chavismo, el Foro de Sao Paolo, el Socialismo del Siglo XXI, con la Comisión Económica de Latinoamérica y el Caribe (CELAC), ya endosada por Petro a la China Comunista y con cuantos otros monstruos subversivos vayan creando en sus dictaduras totalitarias izquierdistas, que debería quedarse callada al tocar ese tema, pues le van a resaltar en sus oídos, quejas, lamentos y hechos accionarios contra la invasiva y criminal incubación de guerrillas comunistas en toda Latinoamérica desde los años 60, por su recordado camarada Fidel Castro y sus herederos del G-2 cubano.
Habrían otros reclamos históricos que hacerle desde el punto de influencia política negativa hacia la región, como su desmesurado apoyo al clan de los Castro en Cuba o su abierta simpatía con el combo de organizaciones socialistas a las que su partido Morena pertenece, pero por ahora no vamos a tirar todos los dados a la mesa. Basta con lo presente y eso ya representa por sí mismo una agenda saturada de desaciertos y atropellos irrespetuosos a su propio pueblo y a la Comunidad Internacional.
Mexico siempre ha sido tradicionalmente un pais con una fuerte carga marxista cultural, avenida en gran medida por dos grandes razones: su vecindad con Estados Unidos y por haberse dado en ese pais la primera revolucion hispanoamericana, que, aunque tuvo una motivación más agrarista que ideológica e internacional a diferencia de la soviética, si ha heredado resabios de ese pasado y del siempre presente amor-odio hacia el vecino del norte. Relaciones éstas, marcadas por una convulsa historia de guerras, disputas territoriales y amargas conspiraciones entre bandos armados y conflictos entre caudillos de la afamada revolución.
La emblemática semántica sobre la defensa de la soberanía mexicana ha sido extrapolada por la mandataria. Veamos unos ejemplo con países como Estados Unidos, Ecuador y Perú, —aunque, como hemos dicho, hace caso omiso de las bárbaras e irrespetuosas violaciones soberanas a prácticamente todas las naciones latinoamericanas, cuando Fidel Castro perforó la independencia de muchos gobiernos alterando el orden cívico con la implantación de guerrillas, las cuales al día de hoy solo dejaron muerte, tragedia y pobreza desde los años 60 hasta finales del Siglo XX—.
Con las políticas arancelarias del president Donald Trump, ella ha sacado las uñas en parte por su abierta militancia socialista pero también por su desconocimiento del manejo de la política exterior, lo que creó semanas atrás un contrasentido diplomático diferente a la relación que su padrino Lopez Obrador manejó con el mandatario estadounidense. Desde entonces a esta fecha, la jefa del gobierno mexicano ha enarbolado el sentir soberano como herramienta para dilucidar su frivolidad hacia el pais del Norte, exagerando con mandar tropas a la frontera y obviando las duras críticas hechas a ella sobre sus silenciados encomios hacia el narcotráfico.
También ha manejado una polémica fuerte con el mandatario Novoa de Ecuador, argumentando que no reanudará relaciones diplomáticas ni comerciales con ese pais, considerando “dudoso” el triunfo del joven político que derrotó a su aliada Luisa Gonzalez limpiamente.
Con Perú armó otro berrinche, al defender al ex mandatario golpista Pedro Castillo quien se encuentra preso, lo que mereció una enérgica respuesta del gobierno de ese país, acusándola de haber violado el principio de no intervención ni de respeto al Estado de Derecho. En fin, de todo hay en la Vina del Senor, hasta tecnócratas subversivas enfundadas en el presidencialismo femenino de una ‘show woman» política, que prefiere sentar cátedra de honestidad olvidando las flagrantes y graves invasiones soberanas a todo un Subcontinente por sus viejos y actuales cuates comunistas del presente, lo que evidentemente se lo estarán recordando aquellos que no lo olvidan.