(11 de febrero del 2023. El Venezolano).- A pesar de la escasez de esperanzas, los socorristas rescataron el sábado a varios miembros de unas mismas familias que sobrevivieron durante cinco días entre las ruinas en Turquía luego de un potente terremoto que remeció la región fronteriza con Siria. El número de muertos por la tragedia superaba las 25.000 personas.
La televisión turca transmitía rescates dramáticos, entre ellos el de la familia Narli en el centro de Kahramanmaras, 133 horas después del terremoto de 7,8 grados de magnitud que se produjo el lunes. Primero se salvó a Nehir Naz Narli, de 12 años, y luego a sus dos padres.
Eso siguió al rescate horas antes de una familia de cinco personas de un montículo de escombros en la golpeada ciudad de Nurdagi, en la provincia de Gaziantep, informó la cadena de televisión HaberTurk. Los socorristas aplaudieron y gritaron “¡Dios es grande!”, mientras el último miembro de la familia, el padre, fue llevado a un lugar seguro.
AP reseñó que el presidente turco, Recep Tayypi Erdogan, durante una gira por las ciudades afectadas por el terremoto, elevó el número de muertos en Turquía a 21.848, lo que aumentó la cifra total de fallecidos en toda la región, incluidas las partes de Siria controladas por el gobierno y los rebeldes, a 25.401.
Erdogan dijo que un desastre de este alcance es raro por afectar una zona tan grande que alberga a tanta gente. Se refirió a la tragedia como el “desastre del siglo” y dijo que había afectado una zona de 500 kilómetros (310 millas) de diámetro que alberga a 13,5 millones de personas en Turquía y un número desconocido en Siria.
“En algunas partes de nuestros asentamientos cerca de la línea de falla, podemos decir que casi no quedó piedra en pie”, afirmó el sábado desde Diyarbakir.
Aun así, el día trajo un rescate asombroso tras otro, con más de una decena de sobrevivientes.
Melisa Ulku, una mujer de unos 20 años, fue rescatada de los escombros en Elbistan, 132 horas después del terremoto, luego del rescate de otra persona en el mismo sitio a la misma hora. Antes de su rescate, la policía anunció que la gente no debería vitorear ni aplaudir para no interferir con otros esfuerzos de rescate cercanos. La mujer estaba cubierta con una manta térmica en una camilla. Los rescatistas se abrazaron. Algunos gritaron “¡Dios es grande!”.