(28 de julio del 2025. El Venezolano).- Hoy nos toca despedir a un hombre cuya luz seguirá brillando en cada rincón donde dejó su huella. Oswaldo Muñoz no solo fue un pionero del periodismo para la diáspora venezolana, sino también un ser humano excepcional que, incluso en sus momentos más difíciles, jamás dejó de inspirarnos.
Desde mayo del 2003, siempre tenía sus mensajes, sus notas de voz, sus correos electrónicos, encomendando un trabajo. Sus recomendaciones y sus consejos siempre los tendré presente.
Oscarcito! Me llamaba él. Maestro le respondía, desde que confió plenamente en mi para representar al Periódico El Venezolano en cualquier actividad deportiva. Aún recuerdo la primera vez que Ricardo Hernández, el maestro de la gaita zuliana nos presentó.
“Es un reto muy grande formar parte de esta familia, ¿estas listos para esto” me pregunto?
Asumí el reto con una gran responsabilidad. Fue en la Serie Mundial del 2003, cuando nuestros Florida Marlins se proclamaron campeones de ese año frente a los Yankees de New York, después de eso vinieron otros eventos: Juegos de Estrellas en Houston, Detroit, Pittsburgh, San Francisco, New York, y otras Series Mundiales…
Aún en sus últimos días, Oswaldo enfrentó una enfermedad implacable, pero lo hizo con una fuerza y entereza que nos conmovió a todos. Le pregunté en el estadio de los Marlins el año pasado cuando tuvo el honor de hacer el lanzamiento inicial. ¿Cómo te sientes? Y su respuesta fue rápida, veraz y precisa. “tranquilo, dándome mis palitos, para no perder la costumbre”.
Nunca perdió la fe. Siempre mantuvo su espíritu optimista, su mirada puesta en el futuro, y su sonrisa lista, aun en medio del dolor. Gracias, Oswaldo. Por confiar en mí, por tu vida, tu ejemplo y tu amistad incondicional, ya llegará el momento en que nos volvamos a tomar unos palitos.
Descansa en paz, Maestro.