(26 de febrero del 2021. El Venezolano).- Aprovechando posiciones circunstanciales, algunos actores políticos insisten en conminar, a los partidos opositores, para que no concurran a las elecciones regionales, ni a ninguna otra elección mientras Maduro permanezca en Miraflores. Es decir, se retoma el cuestionado camino de los tres pasos, el cual establece como condición previa para participar en cualquier proceso electoral, el cese de la usurpación. Esta camisa de fuerza, nos conduce inexorablemente a transitar, durante un tiempo difícil de precisar, por la inofensiva ruta de la abstención.
Esta línea de conducta no ha dado los resultados esperados. Seguir repitiendo un procedimiento probadamente ineficaz, no tiene otro destino que seguir acumulando fracasos. No es el momento de seguir alentando fantasías y mucho menos hacer demagogia con el desespero de numerosos venezolanos, que ansían febrilmente salir lo más pronto de esta tragedia. La manipulación de los sentimientos puede que agrade momentáneamente a algunos oídos ávidos de este tipo de mensajes y sirva para conquistar incautos. Pero una vez que la gente despierta de estas ilusiones, comienza a militar en el desaliento.
La política hay que ejercerla ligada a la realidad. En este contexto se van a realizar las elecciones regionales para nombrar nuevos gobernadores de estado. Tal vez se le agreguen la de los alcaldes. Los electores de esos lugares quieren ratificar a unos y cambiar a otros. Acompañar a los ciudadanos en esta tarea, pareciera una respuesta lógica y de sentido común. Sin embargo, una visión dogmática sobre cómo proceder en tales circunstancias, tiene maniatado a una parte del liderazgo opositor.
Nos parece un error seguir andando el camino de la quietud política como producto del llamado a la no participación en los procesos eleccionarios. Por esa vía, abandonamos la posibilidad de reconectarnos con el descontento y nos alejamos de la posibilidad de ir al encuentro de ese 80 por ciento que quiere castigar a Maduro con la única arma que tiene a mano: El Voto.
Al madurismo le aterra imaginarse que pueda producirse una avalancha de votos en su contra, por eso hace cualquier trapisonda para que nunca haya elecciones competitivas. No tiene freno en cometer cualquier salvajismo con tal de desestimular el voto opositor y provocar en sus adversarios desánimo, desesperanza y resignación, para así sembrar la idea de que jamás podremos derrotarlo en las urnas.
En este sentido rescato lo que recién acaba de “trinar” Andrés Caleca @ajcaleca: “El PSUV no va a designar un CNE capaz de promover, motivar y garantizar unas elecciones libres, porque las perderían y eso es inaceptable para ellos. El reto de la oposición es titánico: participar en las elecciones a pesar de eso y eventualmente ganarlas, a pesar de eso.” De allí que, lo acertado es dar la pelea por elecciones libres desde la participación. Ir a contracorriente de lo quiere Maduro.
Desde que se inventó el voto y la competencia electoral no existe escenario mejor que éste para organizar, trasmitir ideas, potenciar la fuerza contestaría de la sociedad que quiere cambio.
Las jornadas electorales son escenarios en las cuales las tensiones políticas experimentan “un alto voltaje” y pueden inducir desenlaces impredecibles en favor de las mayorías nacionales. Si logramos convertir las elecciones regionales en una muestra tangible del masivo rechazo a Maduro, sería una meta nada despreciable que animaría la lucha por el cambio.
De nuevo el sentido común tiene el desafío de librar una desigual lucha contra el dogmatismo y contra quienes se creen dueños de la verdad. Imponer una línea política, a troche y moche, es la manera más segura de garantizar otro revés. De tal suerte que seguiremos enfrentando el abstencionismo y trabajando para que ese camino equivocado, que conduce a ningún lado, sea corregido. Y aquí traigo a colación lo que, de manera resumida, hace poco dijo en tuiter Elvia Paz @lanegrapaz: “El hecho que yo decida ir a votar en unas elecciones tramposas, no quiere decir que estoy de acuerdo con la trampa, todo lo contrario, ¡voy a votar para ganarle a los tramposos!”
Volver al voto y rescatar el voto, son dos propósitos que pueden ser complementarios. En este camino podemos concertar una serie de acciones con miras a potenciar la ruta electoral. Si se debate el tema con honestidad y confianza mutua, es posible corregir los errores cometidos y al mismo tiempo, diseñar un plan común para que el ejercicio libre del sufragio sea defendido por el ciudadano. Bandera que ha estado presente desde que nacimos como República Independiente.
En una dictadura se puede desconfiar del sistema electoral, pero es un error subestimar la capacidad movilizadora que brindan las jornadas electorales. Son momentos claves para organizar y potenciar las fuerzas del cambio.
Espero que este breve comentario colabore con la idea de impulsar el debate, sobre participar o no en la regionales.
@ferinconccs