(17 de diciembre del 2020. El Venezolano).– “Será más fácil redirigir el flujo de nuestra mente que adivinar cómo repercutirá esto en nuestra psicología individual o en nuestros sistemas sociales.” Yuval Harari.
Además de las angustias que padecemos los venezolanos para poder sobrevivir, para mantenernos a flote a pesar del proceso de destrucción nacional, es mortificante la idea del retraso cognoscitivo que sufrimos mientras el mundo nos está dejando muy atrás sin que consigamos la forma que nos permita acabar con la maldición chavomadurista que se ha aposentado en nuestro país.
Algunos científicos sociales y la iglesia católica cristiana vienen haciendo sus advertencias y llamados de alerta ante los arrolladores cambios que se suscitan a nivel del planeta que no sólo obliga a reconceptualizarlo todo, sino pensar cómo vamos a hacer para afrontarlo todos de manera decidida y sincera porque de lo que se trata es de nuestra propia existencia como seres humanos, de nuestras acciones para beneficiarnos como seres vivientes y hermanos todos.
El llamado de atención no es sólo desde el punto de vista material, sino también espiritual. El Papa Francisco lo resume en este párrafo de su reciente encíclica:”Entre las causas más importantes de la crisis del mundo moderno están una conciencia anestesiada y un alejamiento de los valores religiosos, además del predominio del individualismo y de las filosofías materialistas que divinizan al hombre y ponen los valores mundanos y materiales en el lugar de los principios supremos y trascendentes.”
Vivimos una época contradictoria donde se intenta acabar con todo lo conocido hasta ahora. La filantropía, otrora expresión de la caridad y la solidaridad humana, se utiliza como mecanismo de poder que aspira controlar los Estados regionales para utilizarlos como “virreinatos” que garanticen la aplicación de las políticas diseñadas desde el poder central de un Nuevo Orden Mundial controlado por los “filántropos”; preguntemos a George Soros, o por la “tiranía tecnológica”, preguntemos a Zuckerberg. Es decir, un bloque financiero versus un bloque tecnológico.
Yuval Harari viene señalando que las revoluciones en la biotecnología y la infotecnología nos proporcionarán el control de nuestro mundo interior y nos permitirán proyectar y producir vidas; igualmente sostiene que la revolución tecnológica que se avecina podría establecer la autoridad de los algoritmos de macrodatos que supervisarán y comprenderán mis sentimientos mucho mejor que yo, al tiempo que socavarían la idea misma de la libertad individual, y concluye con esta aseveración:”En su forma actual, la democracia no sobrevivirá a la fusión de la biotecnología y la infotecnología, o bien se reinventa a sí misma con éxito y de una forma radicalmente nueva, o bien los humanos acabarán viviendo en dictaduras digitales.”
Miklos Lukacs, en lo que él llama “El gran reinicio y sus implicaciones”, coincide con Harari sobre el peligro que se cierne sobre la democracia liberal como la conocemos, sobre la tiranía tecnológica y el Nuevo Orden Mundial. Advierte que ahora dependemos más de los fríos algoritmos que ponen en peligro la libertad, que China está pasando a lo que él denomina una economía algorítmica y que sobre el orbe pende no sólo una vigilancia sociométrica, sino además, biométrica, con el conocimiento de nuestro ADN.
De allí que la discusión central en el siglo XXI, dice Lukacs, será un debate bioético sobre el destino de la humanidad, donde las ideologías se vuelven intrascendentes, para ubicarse entre los bioconservadores versus los transhumanistas. Estamos a las puertas de otro mundo, con nuevas características, con las ambiciones y perversidades de siempre, pero, con toda la potencialidad de tener un mundo mejor.
Espero que nosotros los venezolanos, dejemos de ser espectadores perplejos mientras los delincuentes acrecientan sus riquezas materiales y procuran reblandecer las fortalezas espirituales para pasar a ser constructores de un mundo mejor para Venezuela. Mientras ese milagro que todos deseamos, ocurre, confiemos en un nuevo despertar con un abrazo fuerte en libertad. Tomaré lo que en muchos años no he hecho, un merecido descanso hasta mediados de enero. Que el ánimo nos impulse con mucha fe en tener un próspero año nuevo.