(14 de noviembre del 2022. El Venezolano).- Los nuevos sublinajes de Ómicron, BQ.1 y BQ.1.1, son las cepas que los científicos vigilan más estrechamente porque desde fines de septiembre registran un aumento sostenido en Europa y América del Norte. La prevalencia de la familia BQ.1 del coronavirus ocurre en el mundo incluso cuando la tendencia de casos confirmados de COVID-19 parece disminuir y las muertes derivadas de la infección están en los niveles más bajos de la pandemia a nivel global.
Tres aspectos son fundamentales para empezar a descifrar el comportamiento de la nueva variante “Perro del Infierno”: su tendencia creciente en los casos reportados en el mundo, su capacidad (en estudio) para evadir la inmunidad, y los síntomas que provoca.
Varios expertos alertaron en las últimas semanas sobre su potencial capacidad de evasión de los anticuerpos frente al virus. Asimismo, el Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades (ECDC) designó al sublinaje BQ.1 y BQ.1.1, como variantes de interés el 20 de octubre. Si bien no hay certezas sobre su habilidad para evadir la inmunidad, sus características aún están bajo análisis.
La variante de preocupación Ómicron y sus sublinajes sigue siendo la variante dominante que circula a nivel mundial y representa casi todas las secuencias notificadas (Gettyimages)
El nombre “Perro del infierno” o “Sabueso del infierno” (Hellhound en inglés) se popularizó entre los usuarios de redes sociales y se refiere al perro del dios Hades, dios de los muertos y del inframundo, llamado “Cancerbero” o “Cerbero”. Este perro de la mitología griega era el feroz guardián de las puertas del infierno, y vigilaba que los muertos no escaparan y, al mismo tiempo, que los vivos no pudieran ingresar al inframundo.
Este nombre no oficial se viralizó por ser más fácil de recordar que las letras y números de la nueva variante, aludiendo a su capacidad de evadir anticuerpos y su gravedad, sin embargo aún no existe evidencia científica sólida sobre esas características.
Según las estimaciones del ECDC más del 50% de las infecciones por COVID serán por BQ.1 y BQ.1.1 a principios/mediados de diciembre. A principios de 2023, podrían representar más del 80% de los casos.
La OMS señaló que “hasta el momento no hay evidencia epidemiológica de que estos sublinajes tengan un riesgo sustancialmente mayor en comparación con otros sublinajes de Ómicron” (Gettyimages)
El asesor médico jefe de la Casa Blanca, el doctor Anthony Fauci, señaló en una entrevista que EEUU se encuentra en una encrucijada en la pandemia a medida que aumentan semanalmente las subvariantes BQ: “Lo que nos preocupa es que algunas de nuestras herramientas en nuestro arsenal pueden ser negadas si, de hecho, estas variantes más nuevas se vuelven mucho más dominantes de lo que son”, dijo Fauci.
Por su parte, el prestigioso científico Eric Topol, fundador y director del Scripps Research Translational Institute, profesor de medicina molecular y vicepresidente ejecutivo de Scripps Research de Estados Unidos, alertó sobre el avance de este sublinaje en la nación norteamericana: “Nueva genómica de COVID en EEUU: las variantes BQ.1 han aumentado hasta representar el 44% de los casos, con BQ.1.1 en el 24% (18% hace una semana), mientras BA.5 se desvanece rápidamente. BN.1 muestra cierto aumento”, posteó en su cuenta de Twitter el último viernes.
Como explicó Infobae, los sublinajes son ramificaciones de las subvariantes BA.2, BA.4 y BA.5 de Ómicron y tienen más capacidad de evitar la inmunidad dada por la infección previa por coronavirus o por las vacunas. Pero igualmente la inmunización protege contra los cuadros graves (especialmente si se cuenta con los refuerzos). Como predomina la diversidad, ahora se hace más difícil predecir las próximas olas de la pandemia. Incluso podría dar lugar a una “doble ola” en algunos lugares, ya que primero una subvariante y luego otra se apoderan de una población.
Las variantes BQ.1 han aumentado hasta representar el 44% de los casos en EEUU, alertó el científico Eric Topol (@EricTopol)
Las variantes que han impulsado las oleadas anteriores, como Alpha y Delta, surgieron todas ellas de distintas ramas del árbol genealógico del coronavirus SARS-CoV-2. Pero desde que Ómicron apareció a finales de 2021, ha generado una serie de subvariantes, como BA.2 y BA.5, que han provocado olas de infección en todo el mundo. Muchos países dejaron atrás sus oleadas de BA.5 a mediados de 2022, pero la mayoría de los científicos pensaban que sólo era cuestión de tiempo que otro sublinaje saliera a la luz.
¿BQ.1.1 evade la inmunidad de las vacunas?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que “hasta el momento no hay evidencia epidemiológica de que estos sublinajes tengan un riesgo sustancialmente mayor en comparación con otros sublinajes de Ómicron”, sin embargo, recomendó que se sigan monitoreando y estudiando esas variantes.
“Aunque no hay datos sobre la gravedad o el escape inmunológico de los estudios en humanos, BQ.1 está mostrando una ventaja de crecimiento significativa sobre otros sublinajes de ómicron circulantes en muchos entornos, incluyendo Europa y Estados Unidos, y por lo tanto justifica una estrecha vigilancia”, explicó la OMS en su informe de octubre de 2022.
¿“Perro del infierno” provoca casos graves?
La subvariante BQ.1.1 fue popularizada como “perro de infierno”, “sabueso infernal” o “cerbero”, supuestamente debido a su virulencia. (Gettyimages)
Respecto a la gravedad de la enfermedad asociada con BQ.1 o BQ.1.1, según los datos limitados disponibles, las noticias son buenas de cara a las fiestas de Navidad y Año Nuevo. No hay evidencia de que BQ.1 esté asociado con una enfermedad más grave que BA.4 y BA.5.
Por otra parte, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los síntomas de las subvariantes de Ómicron, BQ.1 y BQ.1.1, al igual que los de otras variantes, son los siguientes:
– Fiebre o escalofríos
– Tos, falta de aire o dificultad para respirar
– Fatiga y/o dolores musculares o corporales.
– Dolor de cabeza.
– Nueva pérdida del gusto o del olfato
– Congestión o secreción nasal
– Dolor de garganta
– Náuseas, vómitos, o diarrea