(27 de febrero del 2022. El Venezolano).- Aun cuando no se incluye, oficialmente, dentro del proyecto Arco Minero del Orinoco (AMO), sobre poco más de unas 1500 has del Parque Nacional Canaima, Ptrimonio Natural de la Humanidad, también se busca oro, pues nuestros indígenas pemones de la Gran Sabana, impulsados por la megacrisis humanitaria, participan en una actividad expoliadora que amenaza, ecológicamente, a uno de los lugares más sensibles, hábitat de ims comunidad biótica (biota) exclusiva en todo el planeta. La depredación minera frente al tepuy Roraima de las sierras Rinocote/Pacaraima, de rocas arenisca del Precámbrico, en el municipio Gran Sabana del estado Bolívar, sobre una porción de la cuenca del Orinoco, cuyos cauces se han vuelto, notoriamente, turbios, mezquinos, encharcados y mugrosos por actividad cercana a una veintena de motores hidráulicos de gasoil y motobombas de gasolina que trabajan, día y noche, en un yacimiento de oro a cielo abierto.
Escrito por Isaías A. Márquez Díaz
Las imágenes de los satélites Sentinel han permitido establecer que en este espacio hay por lo menos unas 700 has de pérdida de cobertura vegeal, degradación de suelos, contaminación por cianuro de mercurio y otros metales pesados, además de agentes contaminantes, tales como: aceite, gasolina y detergentes en áreas contiguas a los ríos Caroní, Aponguao, Kukenán y Tek, de flujos hídricos mermados. La minería no solo destruye los suelos y contamina el agua, merma su aforo de caudales, sino que también amenaza la biodiversidad en esta ABRAE de pertinencia mundial.
Proponemos, la derogación del decreto presidencial Nº 2248 que crea la “Zona de Desarrollo Estratégico Nacional Arco Minero del Orinoco”, por inoportuno, antiecológico e impreciso, así como la definición de una política de conservación y aprovechamiento de la cuenca del Otinoco, hoy por hoy,en “emergencia ecológica”.