(24 de julio del 2022. El Venezolano).- Para tener esperanzas es indispensable tener confianza en la probabilidad de que lo deseado llegará y cuando esa esperanza está entremezclada con la fe, que se alimenta de la confianza y la seguridad en algo superior, o una entidad de poder que es el facilitador o realizador de eso que esperas, te mantienes con algo de energía y aliento. Pero esa mezcla de deseos y confianza también es el detonante del mayor mal tanto del que emigra y lo deja todo, como del que se queda, del cual un alarmante porcentaje de venezolanos no se escapa: la depresión. Y esa peligrosa situación de estado de ánimo çonvertida en enfermedad emocional o mental somos testigos de que en muchos casos ha terminado con la vida de innumerables hermanos. No es cuento, no es malcriadez o moda como lo quieren hacer ver, es una calamidad más consecuencia de la descomposición a la que fue sometida la familia venezolana en todos los sentidos. No hay un hogar que no sufra por el descalabro narcochavista, separaciones, ruina, enfermedades producto de tanta miseria y robo de estos delincuentes.
Escrito por José «Gato» Briceño
Es harto documentado, increíble y penoso lo que está viviendo el pueblo venezolano, me atrevo a decir que supera cualquier catástrofe que haya vivido la humanidad; sino como se explica lo que vemos: miles y miles de personas emigrando diariamente. ¿Están huyendo de un país en dónde tienen todas las oportunidades? ¿Están dejando los bienes por los que trabajaron una vida entera para irse a empezar de nuevo por gusto? ¿Los jóvenes dejan sus estudios, sus familias por irse a caminar América entera para llegar sin documentación, sin dinero a otros países para vivir en la calle muchas veces, por diversión ?
Todas las encuestas y estudios hechos recientemente, entre los cuales se destaca el de la Unidad de Exigibilidad de Derechos Humanos de la Asociación Civil Acción Solidaria.
Nueve de cada diez venezolanos destinan sus ingresos a la alimentación y casi el 80 % no tiene seguro médico privado.
Los venezolanos definitivamente no están viviendo, están sobreviviendo ya superando con creces a uno de los países más pobres del mundo, Haití y Cuba. Entre comprar la comida o el medicamento es una verdadera encrucijada de supervivencia, que obviamente la mayoría escogen en comprar la comida y para intentar curarse y medio sobrevivir han tenido que recurrir a las hojas de árboles y sancocharlas como hacían nuestros ancestros. Se puede destacar que en dichos estudios los más vulnerables son las mujeres, las personas de la tercera edad y los pacientes con VIH.
El 80 % de la población se ve en la necesidad de recurrir al sistema público de salud que está viviendo el peor momento de toda la historia en donde no hay medicamentos y todo tienen que comprarlo, los equipos hospitalarios en 90 % están inservibles, la infraestructura del 80 % de todos los hospitales del país están peores que las de Ucrania en plena guerra y si solicitas citas médicas con un especialista de la dan para el próximo año y el mejor ejemplo fue la denuncia que pudimos ver recientemente en algunos medios de comunicación del estado Monagas, del Hospital Universitario Manuel Nuñez Tovar. El gobierno de la «revolución humanista» se preocupa tanto por la salud de su pueblo que desde el año 2016 no comprado medicamentos antirretrovirales para pacientes con VIH.
En mis observaciones desde la cárcel del exilio me ofusco pues no hay forma de comprender ni analizar cómo se puede creer por un segundo en que esta peste llamada chavismo va a entregar el poder en unas elecciones, sin ver qué la mayoría vive sin fe ni esperanzas, solo existen porque respiran y su sobrevivencia depende de la miseria en servicios, alimentación y salud que hay en Venezuela. Es insólito de verdad que todavía haya quien con la mente disociada, son tan coprófagos que piensan que el sistema de gobierno (narcotiranía revolucionaria del siglo XXI) se ocupa de la gente y lo defienden con tanta vehemencia que uno llega a pensar que definitivamente el mundo está al revés.
Con mis sentidos enfocados en aportar lo que pueda para propiciar la salida a la fuerza de estos criminales, cómo única real opción, continúo sin pausa denunciándolos con lo único que me queda LA PLUMA Y LA PALABRA
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