(15 de marzo del 2021. El Venezolano).- Huellas químicas de robles europeos usadas para reconstruir el clima estival de los dos últimos milenios han revelado que las condiciones de sequía desde 2015 se intensificaron repentinamente.
Esta anomalía es probablemente el resultado del cambio climático causado por el hombre y los cambios asociados en la corriente en chorro, según publica un equipo liderado por la Universidad de Cambridge en la revista ‘Nature Geoscience’.
Las recientes sequías de verano y las olas de calor en Europa han tenido devastadoras consecuencias ecológicas y económicas, que empeorarán a medida que el clima global continúe calentándose.
«Todos somos conscientes del grupo de veranos excepcionalmente calurosos y secos que hemos tenido en los últimos años, pero necesitábamos reconstrucciones precisas de las condiciones históricas para ver cómo estos extremos recientes se comparan con años anteriores», señala en un comunicado el primer autor, el profesor Ulf Büntgen, del Departamento de Geografía de Cambridge, también afiliado al CzechGlobe Center, en Brno (República Checa)–. Nuestros resultados muestran que lo que hemos experimentado durante los últimos cinco veranos es extraordinario para Europa central, en términos de cuán seco ha sido consecutivamente».
La mayoría de los estudios que intentan reconstruir climas pasados se limitan a la temperatura, pero los isótopos estables en los anillos de los árboles pueden proporcionar información resuelta anualmente y con fecha absoluta sobre los cambios hidroclimáticos durante largos períodos de tiempo.
Büntgen y sus colegas de la República Checa, Alemania y Suiza estudiaron más de 27.000 mediciones de las proporciones isotópicas de carbono y oxígeno de 147 robles europeos vivos y muertos, durante un período de 2.110 años. Las muestras procedían de restos arqueológicos, materiales subfósiles, construcciones históricas y árboles vivos de lo que hoy es la República Checa y partes del sureste de Baviera.
«En general, nuestra comprensión es peor cuanto más retrocedemos en el tiempo, ya que los conjuntos de datos que analizan las condiciones de sequía pasadas son raros –añade Büntgen, especialista en dendrocronología, el estudio de datos del crecimiento de anillos de árboles–. Sin embargo, los conocimientos previos a la época medieval son particularmente vitales, porque nos permiten obtener una imagen más completa de las variaciones de sequías pasadas, que fueron esenciales para el funcionamiento y la productividad de los ecosistemas y las sociedades».
Para cada anillo de cada árbol, los investigadores extrajeron y analizaron los isótopos de carbono y oxígeno de forma independiente, lo que les permitió construir el conjunto de datos más grande y detallado de las condiciones del hidroclima de verano en Europa central desde la época romana hasta el presente.
«Estos isótopos estables de anillos de árboles nos brindan un archivo mucho más preciso para reconstruir las condiciones del hidroclima en áreas templadas, donde los estudios convencionales de anillos de árboles a menudo fallan», apunta el coautor, el profesor Jan Esper de la Universidad de Mainz, en Alemania.
Los isótopos estables de los anillos de los árboles difieren de las medidas habituales de los anillos de los árboles del ancho y la densidad de la madera, ya que reflejan las condiciones físicas y las respuestas de los árboles en lugar del crecimiento neto del tallo.
«Si bien los valores de carbono dependen de la actividad fotosintética, los valores de oxígeno se ven afectados por la fuente de agua. Juntos, se correlacionan estrechamente con las condiciones de la temporada de crecimiento», señala el coautor, el profesor Paolo Cherubini del Instituto Federal de Investigación WSL, en Birmensdorf (Suiza).
Durante el período de 2.110 años, los datos de isótopos de los anillos de los árboles mostraron que había veranos muy húmedos, como 200, 720 y 1100 d.C., y veranos muy secos, como 40, 590, 950 y 1510 d.C. A pesar de estos años fuera de lo común, los resultados muestran que durante los últimos dos milenios, Europa se ha ido volviendo cada vez más seca.
Las muestras de 2015-2018, sin embargo, muestran que las condiciones de sequía en los últimos veranos superan con creces cualquier cosa en los 2.110 años: «Hemos visto una fuerte caída después de siglos de una disminución lenta y significativa, que es particularmente alarmante para la agricultura y la silvicultura –resalta el coautor, el profesor Mirek Trnka del Centro de Investigación CzechGlobe–. La extinción de bosques sin precedentes en gran parte de Europa central corrobora nuestros resultados».
Los investigadores dicen que el reciente grupo de veranos anormalmente secos es probablemente el resultado del calentamiento climático antropogénico y los cambios asociados en la posición de la corriente en chorro.
«El cambio climático no significa que se volverá más seco en todas partes: algunos lugares pueden volverse más húmedos o más fríos, pero las condiciones extremas se volverán más frecuentes, lo que podría ser devastador para la agricultura, los ecosistemas y las sociedades en su conjunto», resalta Büntgen.