(11 de octubre del 2022. El Venezolano).- A semanas de las elecciones, en Texas se gasta nuevamente mucho dinero en la búsqueda de votos, hay indicios de cambios en las tendencias y pronósticos de que se pueden producir resultados totalmente inesperados.
Esta vez, sin embargo, los pronósticos no vienen de los demócratas, que siempre dicen que el crecimiento de la población hispana les dará finalmente la victoria en este estado, sino de los republicanos.
“Vamos a teñir el río Grande (Bravo para los mexicanos) de rojo”, el color de los republicanos, dijo el gobernador republicano Greg Abbott durante un acto en la ciudad fronteriza de Harlingen.
Mientras que los demócratas, alentados por el crecimiento de la población hispana, buscan una vez más alzarse con el estado republicano más grande del país, los republicanos también tienen ambiciosos objetivos en las elecciones del 8 de noviembre, que no se limitan a conservar su hegemonía a nivel estatal: Quieren ganar en la frontera con México, poblada mayormente por hispanos y donde por años se dio por descontada una victoria demócrata.
AP reseñó que la empresa no es fácil, lo mismo que la campaña del demócrata Beto O’Rourke en pos de la gobernación, en poder de Abbott. Pero confían en su estrategia de presentar a la frontera como una extensión de 1.900 kilómetros (1.200 millas) donde abundan los peligros y el caos como consecuencia del ingreso ilegal de cantidades sin precedentes de migrantes provenientes de México.
Los demócratas dicen que el traslado de migrantes en autobuses y aviones a otros puntos del país perjudicará a los republicanos, pero al mismo tiempo admiten que no pueden descuidar el voto hispano.
De todos modos, el hecho de que varias contiendas en puntos de la frontera se perfilen como reñidas genera fisuras en un importante bastión demócrata dos años después de que Donald Trump lograse resultados inesperadamente buenos entre los hispanos en las presidenciales del 2020.
“Esta es la primera vez que hay tantas contiendas competitivas”, declaró el republicano Carlos Cascos, un demócrata que se pasó al Partido Republicano y fue el primer secretario de estado de Abbott.