(12 de marzo del 2022. El Venezolano).- Son muy pocos quienes pueden responder con seriedad a la pregunta que se hacen millones de personas desde que comenzó la invasión rusa a Ucrania: ¿qué pasa por la cabeza de Vladimir Putin? Entre esos raros personajes, hay dos hombres, en particular, que formaron parte del riñón de la URSS e incluso compartieron el universo profesional y personal del actual autócrata del Kremlin. El primero es Serguei Jirnov, exagente del KGB formado para infiltrar las administraciones occidentales, que siguió el mismo cursus que Putin. El segundo es Alexander Adler, historiador, especialista de la Unión Soviética y Europa del este, exmiembro del Partido Comunista Francés (PCF), profesor durante muchos años de la escuela central del partido en Francia y conspicuo allegado a las más altas instancias del politburó soviético, antes de girar hacia el atlantismo. Ambos revelan aspectos hasta hoy secretos de la vida del hombre que tiene en vilo al mundo, esbozando rasgos estremecedores de su personalidad.
“Como un búmeran, la ‘operación militar’ de Putin volverá de Kiev a Moscú”, afirma Alexander Adler, probablemente el mejor analista de Rusia en Europa ante un grupo de periodistas. “Si hay un destino humano complejo es el de Vladimir Putin. Veo en su gesto la tragedia de un hombre que se está suicidando políticamente y probablemente también en forma personal. Se trata, en todo caso, de un hombre desesperado y desesperante”, precisa.
¿Qué lo lleva a esa convicción? “Su historia personal íntima”, asegura el historiador. “Putin es hijo de dos genios: su padre biológico y su padre adoptivo. Pero esto no solo no lo ayudó, sino que lo incapacitó debido a una suerte de emulación. Putin se cree siempre más fuerte de lo que es y vive en un estado de rabia impotente que lo conduce a los peores excesos”.
«Veo en su gesto la tragedia de un hombre que se está suicidando políticamente y probablemente también en forma personal. Se trata, en todo caso, de un hombre desesperado y desesperante»
El primero de esos hombres -relata el historiador- se llamaba Broveman. En su calidad de alto responsable del contraespionaje, el ‘Smersh’, encargado de la liquidación de aquellos que habían vuelto sus armas contra el poder soviético, fue uno de los artesanos de la victoria de 1945. Aunque después, durante las purgas antisemitas de Stalin, fue uno de los primeros detenidos. Stalin tenía la intención de reservarlo para un juicio monstruo contra toda la vieja guardia que quería descabezar. Pero Stalin murió el 5 de marzo de 1953. Broverman fue liberado, aunque todo volvió a cambiar tiempo después, cuando lo condenaron a 20 años de cárcel, pena que purgó integralmente.