(25 de julio del 2021. El Venezolano).- El día a día de mi país, sometido por esta cochambrosa casta comunista, la de los predecesores más sanguinarios conocida hasta la fecha, se ve siempre signado por acontecimientos que por incoherentes son asombrosos, ya el solo hecho de la anarquía general sostenida a propósito por el régimen, mantiene a la población deprimida, sin rumbo, solo ocupandose de sobrevivir.
Cómo resultado de ese maremágnum zombie algunos justifican que todo es válido y a veces pareciera que perdimos nuestra capacidad de asombro, pero que va, nos sorprenden los hechos una y otra vez.
En esta secuencia de acciones suicidas un pequeño grupo de empresarios que representa la cúpula directiva del gremio empresarial del país (FEDECAMARAS), realizó su acostumbrada Asamblea Anual y tuvo como invitada de honor a la «vicepresidente» Delcy -resentida- Rodríguez, con la sempiterna justificación de que por el bien del país hay que retomar las relaciones gobierno/empresa privada, rota hace 20 años por parte de los mismos que hoy desgobiernan a Venezuela.
En nombre del bien del país todo se disculpa, se exime, se pierde la dignidad y se puede ser tan reptiles claudicando ante tu verdugo tan dócilmente. Alega «inocentemente» el vocero de la directiva empresarial venezolana que: » existe un mayor interés por parte del Ejecutivo en el sector empresarial privado debido a la caída de los ingresos del sector petrolero y es evidente y real la necesidad del desarrollo de la actividad privada que permita generar los recursos necesarios para sostener al Estado». Traduzco para los que no ven el trasfondo cierto de esto: Cómo el gobierno ha destruído a la gallina de los huevos de oro -léase PDVSA- vienen a negociar con los privados, ya quebrados también por el castigo de la narcorevolución, reciben a esta representante del desastre causado para decirle que aceptan y agradecen la amabilidad de destruir al país. Y el fin principal de los usurpadores del poder es, que en actos como estos implícitamente los reconocen como gobierno legítimo y sin duda alguna, mostrarse conciliadores ante el mundo. ¿Así o más claro?
Una narcotiranía que acabó con el aparato productivo del país, de 14 mil industrias y empresas productivas que existían en el año 1998, hoy apenas quedan 2000, fueron expropiadas, confiscadas, invadidas y otras quebradas por las nefastas políticas económicas implementadas por los resentidos de los narcobandoleros, que acabaron con el derecho humano consagrado en nuestra Constitución como lo es la propiedad privada, es oportuno enumerar algunas de las grandes empresas como la General Motors (CHEVROLET), la FORD de Venezuela, donde se llegaron a ensamblar vehículos para el mercado latinoamericano y cientos de empresas venezolanas que fabricaban autopartes a dichas ensambladoras, la fábrica de la transnacional Kellogg y tantas miles más. Aquí es en donde ineludiblemente hay que recordar el síndrome de Estocolmo: es una reacción psicológica en la que las víctimas de un secuestro o retención en contra de su voluntad desarrollan una relación de complicidad y un fuerte vínculo afectivo con el delincuente.
El síndrome de Estocolmo no nada más lo estoy viendo en los empresarios, sino también en un sector de la oposición como cuyo caso más ilustrador es el de Manuel Rosales, fundador y máximo líder del Partido Un Nuevo Tiempo e integrante del G4, quien estuvo varios años en el exilio, perseguido con saña, fue inhabilitado por 15 años en el 2016, luego negoció con los narcobandoleros su regreso a Venezuela y se burlaron de él, le prometieron que no lo detendrían si regresaba y lo metieron un año preso en las mazmorras del Helicoide, posteriormente fue liberado con la condición de aspirar a la gobernación del estado Zulia y por arte de magia en 24 horas le quitaron la inhabilitacion de 15 años que tenía. Actualmente es el primero que veo con gran publicidad aspirando de nuevo ser gobernador, era de esperarse visto sus antecedentes de ansias de poder a cualquier costo.
Me niego a creer que al resto de los integrantes del G4, o sea, Acción Democrática, Primero Justicia y Voluntad Popular les ataque el síndrome de Estocolmo, después de que desconocieron a Maduro en el año 2018, Juan Guaidó se juramentó como presidente interino y fue reconocido por más de 50 países y postura reiterada hace seis meses luego de las elecciones parlamentarias, se espera que tengan principios claros y coherencia.
Repito, me niego a creerlo, porque sería reconocer al bobo de Cúcuta después de tantas luchas, persecuciones, torturas, muertes, es muy desfachatado trivializar o pasar por encima de esto hermanos venezolanos, echa por la borda todo lo demás. ¿La farsa electoral del 21 de noviembre resuelve el cataclismo que estamos viviendo los venezolanos? Los cuatro gobernadores que fueron electos en el año 2017 y los 30 alcaldes de la oposición que existen actualmente, han sido humillados hasta el cansancio, arrastrarse y pasarle por encima a las leyes y valores democráticos es la llave para lograr limosnas y así tener algo de recursos, recordemos la juramentación que hicieron ante la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente, esto ha influido en algo para parar el holocausto?
El caso de la posición digna y valiente que asumió el gobernador electo del estado Zulia, Juan Pablo Guanipa de Primero Justicia, quien fue el quinto gobernador electo y se negó a pasar a la historia infame de ser humillado y por eso lo destituyeron violando la Constitución poniendo a dedo a otro usurpador; dudo de que después de dar claros ejemplos de dignidad y coraje lo vayamos a ver claudicando, aplaudiendo y diciendo, viva Maduro mi presidente, como dicen sin palabras quienes obedecen al llamado reciente hecho por él pidiendo, suplicando participación en la nueva farsa.
El tirano reitera a cada rato que participen en el simulacro electoral del 21 de noviembre, ellos lo necesitan demasiado para tratar de lavarse la cara ante la comunidad internacional y como ya han venido logrando el levantamiento de ciertas sanciones por el gobierno de los Estados Unidos, aún más lo necesita, así tengan que sacrificar de manera sustancial los dividendos del polvo blanco con tal de mantenerse en el poder. Los venezolanos nos preguntamos hasta donde llegará la ceguera, la estupidez de rendirles pleitesía, lamentamos que hayan tontos útiles sumados a colaborar con esta puesta en escena que planificaron desde el seno de la organización criminal que nos somete.
¿Si a los diputados militantes de los partidos que integran el G4, sus autoridades los expulsaron y calificaron de ALACRANES, los que participen en el simulacro del 21 de noviembre se pudieran denominar LOS ALACRANCITOS? Porque si hay alguna diferencia para participar ahora, si algo cambió, me gustaría que alguien me lo haga saber. Parece que no se percatan aquellos que criticaron a un Henri Falcón y van a participar en el engañosos próximo proceso electoral que lo que están haciendo es sumarse al narcochavismo. Desde la cárcel del exilio me mantengo tranquilo y dejo constancia ante la historia que por lo menos no me presté a convertirme en un alacrancito rindiendo pleitesías a mi carcelero para beneficiarme o para llenar mi ego satisfaciendo las ansias de poder. Me viene a la mente un refrán muy a propósito de estos colaboracionistas que defienden la participación de la mano de la dictadura: «todos los días sale un pendejo a la calle y el que lo agarre, es de él», no creo en argumentos que ponen al pueblo de escudo, creo que que debemos dar la cara como políticos responsables, no hay condiciones honestas para obtener cargos públicos en Venezuela.
Lo reitero y sigo denunciando las tramoyas y andanzas de la mafia chavista con lo único que me queda LA PLUMA Y LA PALABRA
José Gregorio «El Gato» Briceño Torrealba
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