(23 de junio del 2019. El Venezolano).- Deshonesta e hipócritamente, el gobierno pretendió aseverar ante la sra Bachelet, que las sanciones son la causa de la crisis, cuando nuestra recesión econoómica inicia en 2013, a causa de los desvaríos y megalomanía de Chávez. Pero, las sanciones son desde 2018 a funcionarios del gobierno y, seguidamente, a los activos de PDVSA en el exterior (CITGO, principalmente), así como el bloqueo de unos 1600 millones de dólares en el Novo Banco de Portugal.
Por otra parte, obvia la política económica errática por desinversión en agroindustria, siderurgia y petróleo, además del despilfarro en incrementos salariales compulsivos, misiones improductivas que, por “atenderlas”, procedió a la emisión de dinero inorgánico – ¡estafa!-, aparte de la deuda externa (China y Rusia) por la adquisición de armamento y una que otra tecnología petrolera. Otro es el caso del costo por exportación de la revolución, la forja de PETROCARIBE, UNASUR y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA) a fin de asegurarse votos ante la OEA.
Por semejante villanía y/o engañifa sobre sanciones y saboteos, deseamos alertar a la ONU que se trata de otra artimaña del régimen, encantador de serpientes, a fin de ganar tiempo ante algún proceso electoral y búsqueda de salida a la crisis más su responsabilidad administrativa y hechos de lesa humanidad puesto que el éxodo (migraciones) podría interpretarse como una forma de genocidio.
Lo del bloqueo también podríamos interpretarlo como una estrategia a fin de evitar el contubernio cubanochinorruso, nocivo para la región. Y, para colmo, ahora “somos afrenta ante el sistema de diálogo multilateral”, producto de la informalidad y el cacareo, incompatibles en las RRII.
Escrito por Isaías A. Márquez Díaz