(05 de marzo del 2023. El Venezolano).- Unos días después de vender todo lo que tenía para huir de Cuba con sus tres hijos en un bote repleto de gente, Daneilis Tamayo levantó la mano en señal de alabanza en un servicio dominical en un suburbio de Miami.
“Lo único que me ha dado fuerza es el Señor. Yo la fe no la pierdo, pase por donde pase”, dijo. La familia ha estado durmiendo en el albergue improvisado de Iglesia Rescate desde que las promesas de ayuda que le hizo su contacto en Estados Unidos resultaron ser “toda mentira”.
En un reportaje de AP reseñó que en los últimos 18 meses, aproximadamente 250.000 migrantes y solicitantes de asilo como Tamayo llegaron al área de Miami después de que se les otorgara un estatus legal precario que a menudo no incluye permiso para trabajar, lo cual es esencial para construir una nueva vida en Estados Unidos.
Esta afluencia está maximizando la red de seguridad social de los migrantes en las comunidades religiosas de Miami, acostumbradas desde hace mucho tiempo a integrar a quienes escapan de la persecución política, la falta de libertades y la escasez de productos básicos. Los cubanos fueron los primeros en llegar tras la revolución comunista de la isla hace 60 años, y todavía llegan junto con haitianos, nicaragüenses y venezolanos.
“El Señor dice de acoger al extranjero. Es lo más triste, la cantidad de gente que llega y no podemos ayudar”, dijo el reverendo David Monduy, párroco de la Iglesia Rescate.
Los líderes religiosos de Miami y sus congregaciones se mantienen firmes en su misión de ayudar a los nuevos inmigrantes. Pero están haciendo sonar la alarma de que la necesidad se está volviendo inmanejable.
“Podemos recibir una llamada un sábado de que 30 migrantes fueron dejados y dos horas después, de que todos fueron recogidos”, dijo Peter Routsis-Arroyo, director general de Catholic Charities, en Miami. “Pero el reto es hasta qué punto alcanzas la saturación”.
El número de llegadas por mar directamente a Florida y de aquellos que arriban por frontera desde Estados Unidos y México, aumentó a principios de este invierno. Para la mayoría de los recién llegados, la mejor esperanza de establecerse en Estados Unidos es obtener asilo, pero los tribunales de inmigración van tan retrasados que los inmigrantes pueden estar en el limbo durante años, sin ser elegibles para conseguir trabajo legalmente.
Los defensores dicen que eso los deja vulnerables ante los delincuentes, impone una carga financiera imposible a las comunidades de inmigrantes que intentan ayudar y retrasa la integración en la sociedad estadounidense.
“Es completamente irracional que no otorguen permisos de trabajo”, dijo el arzobispo de Miami Thomas Wenski, cuya arquidiócesis ha ayudado durante mucho tiempo a recibir inmigrantes. “Debido a eso, el gobierno puede hacer que una situación que aún no es tan mala, empeore”.