(18 de mayo del 2021. El Venezolano).- Miguel Henrique Otero, presidente editor de El Nacional, y Antonieta Jurado Blanco, su espoa, visitaron a Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura. La crisis que atraviesa el medio de comunicación, obligado a pagar una demanda millonaria por daño moral a Diosdado Cabello, sirve de excusa para un encuentro de amigos (*).
Vargas Llosa abre las puertas de su hogar. Saluda afectuoso. Una sonrisa generosa le ilumina el rostro.
Todo él, su ánimo, su tono de voz indica que, pese a todas sus preocupaciones y ocupaciones, vive en esa frase que pronunció el día de su 80 cumpleaños: “La felicidad tiene nombre y apellido, Isabel Preysler”.
“Miguel y Antonieta estoy muy claro, se que están pasando momentos duros, pero acá estamos juntos para ponernos al día”, dice.
“¿Cómo está mi querida Venezuela?”, pregunta.
Esto sirve como punto de partida a una reflexión profunda sobre lo que se ha convertido el país manejado por años por un régimen totalitario que ostenta el poder, la mentira, engaños, los intereses, la corrupción, la dictadura y sus mecanismos, el gran sufrimiento de los venezolanos.
“Venezuela es un ejemplo que evitar para el resto de Latinoamérica”, dice.
“Venezuela, ese país que algún día fue pujante, ¿para quién puede ser modelo un país que ha destruido su economía y del que millones de venezolanos quieren huir aún en las condiciones más dramáticas porqué piensan que ya no hay esperanza ni oportunidades para ellos?”, cuestiona.
“Pero pese a todo, no asumimos el derecho a ser pesimistas”, agrega.
También se habla de Perú y las próximas elecciones. Vargas Llosa advierte que “sería una verdadera catástrofe” la victoria de Pedro Castillo, lo que podría llevar a ese país a repetir la experiencia dramática de Venezuela.
Asimismo, se conversa de literatura, de cómo la escritura permite a los seres humanos fantasear: “crear un mundo paralelo en el que nos refugiamos cuando nos sentimos cansados, hastiados de estas rutinas que nos impone la realidad”.
Vargas Llosa afirma que la función de la literatura y de los libros es hacerle al hombre soñar, vivir otra vida y sacarlo de esta realidad que, para muchísimos seres humanos, es una realidad más bien mediocre.
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