(01 de diciembre del 2022. El Venezolano).- Once germanos saltan al campo de juego en Al Khor para encarar a viejos fantasmas, además de una selección costarricense aferrada a un esperanzador milagro que los clasifique a octavos de final. Sin embargo el resultado final de 4-2 a favor de Alemania. No sirvió de mucho, puesto que no clasificaron a los octavos de final.
Como era previsible, “Die Mannschaft” arrancó con todo gracias a la calidad de sus tres mediapuntas. El la primera jugada, el experimentado guardameta Keylor Navas tuvo que repeler un disparo al primer palo de Serge Gnabry. Acto seguido, el jovencito Jamal Musiala paseó sin oposición en el área chica, pero se le engatilló el remate ante las múltiples piernas que le cerraban el arco.
La diferencia entre ambos equipos se evidencia aún más al minuto 10, cuando Musiala asistió en la banda al lateral izquierdo David Raum, que lanzó un centró al área muy cómo para que lo cabeceara Gnabry sin que Navas o los centrales Kendall Waston y Juan Pablo Vargas pudieran responder a tiempo.
Pese a la ventaja en el marcador y la posesión de la esférica, Alemania tenía ciertas inconsistencias en el último tercio de la cancha, donde proponían reiterados balones por dentro, bien rechazados por Costa Rica. Pocas veces los germanos le dieron a Raum la oportunidad de proyectarse como lo hizo en el primer tanto.
Al borde del descanso, las jugadas más peligrosas de los teutones habían sido un remate potente que rebotó en los guantes de Navas y otra genialidad de Gnabry, el más insistente de su equipo, quien en una baldosa se sacó la marca y lanzó un disparo con rosca que casi entra por la escuadra, reportó La Patilla.
Los ticos, similar a como lo hicieron con Japón, casi capitalizan su única ocasión con una internada sorpresiva del carrilero Keysher Fuller, héroe del anterior partido. Esa jugada y el posterior tiro de esquina sirvieron para que Manuel Neuer saliera del letargo y viera algo de acción.
La primera mitad acabó con la sensación de que Alemania pudo hacer mucho más, pero bajó el pie del acelerador cuando supo de la victoria ibérica ante los nipones, que los ayudaba a meterse en octavos.