(28 de enero del 2022. El Venezolano).- Las huellas de luz fotografiadas por Rafael Montilla son vías para expresar la urgencia de redescubrir que somos más que materia y la energía del cosmos palpita en cada ser humano. La estética se convierte así en una mayéutica para provocar el acercamiento a lo trascendente, a lo impalpable, a lo presentido. La búsqueda por encontrar horizontes donde existir cobijado por lo sagrado fuera parte del día a día, lo llevó a la India, durante años se dedicó el artista a buscar respuestas a sus inquietudes recorriendo y conociéndola gurús. Vivencias que se han transformado en las últimas décadas en arte. Así una de las raíces de este lenguaje visual son las semillas e inspiraciones que nacieron en las orillas del Ganges entre los terraplenes que llevan a estas oscuras aguas liberadoras del Karma.
Por Eduardo Planchart
En el tiempo ha ido creando un lenguaje visual que sigue madurando para crear metáforas estéticas que acerquen al otro al cosmos. En la fotografía se evidencia esto en la serie “I Love Miami”, 2019-2021, donde materializa composiciones de amaneceres, y atardeceres oceánicos donde lo uránico y lo telúrico, el cielo y la tierra se funden. Instantes que dan paso de lo solar, a una realidad clara y definida a la trama nocturna, o el tránsito a la oscuridad de donde muere la luz que hace nacer la noche, el cielo estrellado puente a la ensoñación, y al universo estelar. Son fotografías que invitan al otro acercarse a estas realidades alternas que nos recuerdan que somos polvo de estrellas hecho conciencia.
El artista desea comunicar al otro qué la realidad no es tal como la percibimos, y que podemos acceder a ella al limpiar las puertas de la percepción que nos permitan conocerla como un todo. Busca crear atmósferas para este milagro al crear portales estéticos que guían el mirar y el sentir de lo numinoso, como sus malecones que se pierden en el horizonte. La imagen se convierte en eco de una aventura existencial, donde el otro intuye enigmas que debe vivenciar por sí mismo la aventura de trascender.
Evita en estas composiciones personajes que pudieran ser identificados por sus rasgos, entre orillas marinas convertidas en sombras, expresión de la presencia de instantes cósmicos como son los amaneceres y los atardeceres símbolos de rituales iniciáticos que transforman la percepción de la realidad. Sentido que también se representa en las fotografías urbanas diurnas cliqueado a alta velocidad para mostrar una realidad entremezclada percibida como haces de energía que desmaterializan la realidad, donde el tráfico automotor se funde con la arquitectura y los transeúntes. Verdad que de igual manera se devela en la serie fotográfica “cubos lumínicos levitantes”, en la cual se percibe de manera rotunda como la materia es energía, y como estas formas adentran al otro en dimensiones paralelas entre verdes fosforescentes, amarillo azulados y rojos titilantes donde el objeto y la realidad se entremezclan para transmitir la idea de que el desasimiento lleva a la liberación del dolor y a la recuperación del alma unificada a la materia, acerándonos a la budidad. El artista desea comunicar al otro qué la realidad no es tal como la percibimos, y que podemos acceder a ella al limpiar las puertas de la percepción, crea así atmósferas para este milagro al convertir huellas de luz en portales estéticos que guían el mirar y el sentir de lo numinoso.