La escuela de Medicina de la Universidad de California San Francisco (EE.UU.) se disculpó esta semana por realizar docenas de experimentos médicos «poco éticos» con presos en las décadas de 1960 y 1970.
Una investigación realizada por el Programa de Reconciliación Histórica de la universidad a principios de este mes reveló que al menos 2.600 hombres que estaban encarcelados en el Centro Médico de California en Vacaville fueron víctimas de experimentos con pesticidas y herbicidas sobre la piel e inyectados en las venas, realizados por dos dermatólogos de la Facultad de Medicina, recoge el San Francisco Chronicle.
Según el informe, los médicos se involucraron en «prácticas de consentimiento informado cuestionables«. Uno de los experimentos consistía en colocar sobre los brazos de los hombres receptáculos llenos de mosquitos con el fin de que los investigadores observaran el «atractivo anfitrión de los humanos» para los insectos.
Además, se reveló que varios de los hombres participantes en los ensayos estaban siendo evaluados o tratados por problemas psiquiátricos y ninguno tenía condiciones médicas que se hubieran beneficiado de los experimentos, dijo la universidad.
«UCSF se disculpa por su papel explícito en el daño causado a los sujetos, sus familias y nuestra comunidad al facilitar esta investigación, y reconoce el papel implícito de la institución en la perpetuación del trato poco ético de las poblaciones vulnerables y desatendidas, independientemente de las normas jurídicas o de percepción de la época», dijo el vicecanciller ejecutivo y rector Dan Lowenstein en un comunicado.
Estándares éticos y consentimiento informado
Los experimentos fueron realizados por los doctores Howard Maibach y William Epstein, ambos profesores del departamento de dermatología de la facultad. Epstein, expresidente de la unidad, murió en 2006, mientras que Maibach sigue siendo miembro. La práctica se detuvo en 1977 cuando el Estado solicitó que se suspendieran todas las investigaciones con humanos en prisiones estatales.
Maibach, en una carta enviada a sus colegas como respuesta al informe, expresó su consternación por haber participado en la investigación y explicó que los estándares éticos de aquel entonces eran diferentes a los de hoy.
«Lamento haber participado en investigaciones que no cumplieron con los estándares contemporáneos», escribió Maibach, señalando que el presidente de la universidad de ese tiempo «creía inequívocamente» que los prisioneros podían dar su consentimiento informado para participar en los experimentos.
Además, defendió su trabajo, argumentando que los ensayos «proporcionaron varios beneficios a los prisioneros«, como recibir atención dermatológica gratuita.
Para determinar el alcance de los daños causados a los hombres como resultado de estos experimentos, la universidad señaló que se necesita un análisis más profundo. Se desconoce si Maibach enfrentará alguna medida disciplinaria a la luz del informe.