(26 de enero del 2021. El Venezolano).- Ustedes lo saben, pero es propio recordar detalles. Habían pasado escasos treinta y ocho años después de la batalla de Carabobo cuando los generales herederos de la gesta independentista entre ellos el tres veces presidente José Antonio Páez Herrera, divididos en liberales y conservadores, decidieron meter a la novel República en una cruenta guerra entre venezolanos que dejó al país social y económicamente en la ruina por segunda vez. Se estima entre 150 mil y el doble los muertos en batalla.
El motivo, conservadores querían vivir el statu quo de los señores de la colonia, y los liberales, poder para las regiones con elecciones, o al menos esas fueron las consignas iniciales.
Mientras, en las capitales y pueblos, solo quedaban casas y fincas desvalijadas con viudas preñadas y mujeres con hijos pequeños comiendo los animales de corral que escondieron de los soldados ya convertidos en barbaros.
4 años, 2 meses y 4 días duró el conflicto, momento en el que Páez renuncia a la presidencia y sale al exilio no sin que antes, su secretario y el de Juan Crisóstomo Falcón hicieran las paces en la hacienda de Coche, el punto medular, una asamblea equilibrada en dos partes de 80 diputados que decidirían el futuro de la República.
Cualquier parecido
La situación no daba para más, deudas, pobreza, hambre generalizada y enfermedades azotaban a un país diezmado y en armas, y como ahora en Barinas, Guárico o Sucre, los caballos también se convirtieron en comida.
Nadie duda que estamos en algo similar con sus distancias; más de 5 millones de venezolanos han huido al exterior en busca de oportunidades de mejor vida, en el interior del país solo hay desolación y falta de servicios, comida y medicinas, las condiciones socio económicas del 80% que se quedaron son de pobreza crítica y extrema, mientras la clase dirigente y relacionada vive en un país de fantasía perfecta. Se hicieron de un cuento de hadas a costa del venezolano común, y es una carga pesada sobre la conciencia de la decencia constatar diariamente esta perversa realidad.
De nada les sirve ya la venta de argumentos de enemigos internos y externos cuando todo el mundo, literalmente, sabe que son ellos mismos los que no dejan avanzar siquiera hacia una normalidad relativa que de sosiego a un pueblo atormentado.
Régimen sin destino
No saber producir petróleo crudo y menos gasolina, ni llenar una bombona aún sentados en tres trillones de millares de metros cúbicos de gas, es ignominioso. Son incapaces en el manejo de los servicios públicos básicos teniendo las materias primas disponibles, tenemos cinco de las cuecas hidrográficas de
agua dulce mas grandes del planeta y no hay agua en las tuberías. No pudieron con el país sencillo.
Vivir de la crispación entre planes fallidos cuya premisa es la mentira, es cuento agotado que no resulta a nadie.
Alguien de la revolución debe entrar en razón y convencer a los jerarcas que pongan los pies en la tierra y en marcha un plan de regreso a la normalidad que ellos también necesitan. Basta de política barata, engaños y terror para comprar tiempo. Urge el regreso del espíritu de la paz política de Coche entre los factores reales, acompañado de un plan económico de corto plazo, sencillo y realizable. Además la paz se firma entre enemigos, no entre iguales ni complacientes. El camino correcto esta allí y la oportunidad también, dejen de perder el tiempo. @mcarrillodeleon