(10 de octubre del 2023. El Venezolano).- Desde 2022, la irrupción de inteligencia artificial generativa capaz de producir texto, imágenes u otros datos, como el ChatGPT de OpenAI; generó toda una revolución a nivel mundial que se vio reflejada en la rápida implementación de esta tecnología en muchos de los aspectos que rigen a las sociedades e individuos.
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Sin embargo, el entrenamiento y operación de estas herramientas de IA requiere enormes cantidades de electricidad y agua. Un factor que desde ya preocupa a expertos y organizaciones que alertan por la gigantesca huella de carbono que provocaría cuando se implante de forma generalizada, memento en el que incluso podría superar la demanda de energía de algunos países.
Así lo dejó en evidencia fundador de la plataforma DigiEconomist, Alex de Vries, en un artículo publicado en la revista científica Joule, el cual ofrece una imagen inicial de cuál podría ser el impacto ambiental de la inteligencia artificial a medida que comienza a permear todos los rincones de la cultura y la vida laboral.
“Teniendo en cuenta la creciente demanda de servicios de IA, es muy probable que el consumo de energía relacionado con la IA aumente significativamente en los próximos años”, afirmó el investigador.
El impacto ambiental de la revolución de la IA está empezando a generar preocupaciones. (REUTERS/Dado Ruvic/Illustration/File Photo)
Por ejemplo, Hugging Face, una empresa de desarrollo de IA, informó que su herramienta generadora de texto consumió suficiente energía durante el entrenamiento como para abastecer a 40 hogares estadounidenses durante un año.
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Sin embargo, la huella energética de la IA no se detiene en el entrenamiento debido a que cuando estas plataformas generan texto o imágenes basados en instrucciones, también requieren una cantidad significativa de potencia de cálculo y, por lo tanto, de energía.
Y a pesar de los esfuerzos de las empresas por mejorar la eficiencia del hardware y el software de la IA, de Vries advierte que los avances tecnológicos suelen aumentar la demanda de recursos. Esto se conoce como la paradoja de Jevons, donde la eficiencia conduce a un mayor uso.
“El resultado de hacer estas herramientas más eficientes y accesibles puede ser que simplemente permitamos más aplicaciones de las mismas y que más gente las utilice”, aseguró el experto, destacó Infobae.
Que también sostiene que todavía es demasiado pronto para calcular cuánta contaminación que calienta el planeta podría estar asociada con nuevas herramientas como ChatGPT y aplicaciones similares impulsadas por la inteligencia artificial. Y advierte que vale la pena prestar atención ahora para evitar emisiones descontroladas.
Preocupación por los nuevos avances
El impacto ambiental de la revolución de la IA está empezando a generar preocupaciones. (Unsplash)
Empresas como Google están incorporando IA generativa potenciar servicios como su correo electrónico y su motor de búsqueda, que actualmente procesa hasta 9.000 millones de solicitudes al día. Basándose en estos datos, de Vries calcula que si cada búsqueda utilizara inteligencia artificial, necesitaría unos 29,2 TWh de energía al año, lo que equivale al consumo anual de electricidad de Irlanda.
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Si bien es poco probable que este escenario se materialice a corto plazo debido a los altos costos y limitaciones en la infraestructura, se espera un rápido crecimiento en la producción de servidores en el futuro cercano. Esto, cuando la IA ya representó entre el 10 y el 15% del consumo de electricidad de Google en 2021 y las ambiciones de la compañía han crecido mucho desde entonces.
La gigante tecnológica incluso presentó nuevas herramientas impulsadas por inteligencia artificial para que los responsables políticos reduzcan las emisiones y preparen a las comunidades para desastres relacionados con el cambio climático, como inundaciones e incendios forestales.
Mientras que las proyecciones estiman que el consumo mundial de electricidad relacionada con la IA podría aumentar significativamente para 2027 y llegar a un nivel comparable al consumo anual de países enteros.
Este crecimiento plantea una cuestión importante sobre cómo y dónde aplicamos esta tecnología. Dado su intensivo uso de energía, es esencial no utilizarla en situaciones donde no sea realmente necesaria. Una gestión responsable de la inteligencia artificial se convierte entonces en una prioridad, a medida que esta tecnología continúa su expansión en nuestra sociedad.