(23 de agosto del 2023. El Venezolano).- Jenni Hermoso, la jugadora de la selección española que fue besada a la fuerza por el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, durante la celebración por el título de campeonas del Mundial Australia 2023, rompió el silencio este miércoles y pidió que el dirigente sea castigado con «medidas ejemplares».
«Mi sindicato FUTPRO, en coordinación con mi agencia TMJ, se están encargando de defender mis intereses y ser los interlocutores sobre este asunto«, dijo la atleta a través de un comunicado divulgado por la Asociación de Futbolistas Profesionales FUTPRO.
La polémica se produjo durante la entrega de medallas a las futbolistas españolas, cuando el directivo de la RFEF repartía abrazos a las deportistas. Cuando fue el turno de Hermoso, Rubiales la agarró por la cabeza con ambas manos y le dio un beso en la boca sin su consentimiento.
El hecho ha causado indignación y repudio debido a la conducta reprochable por parte de la autoridad federativa.
En el texto, el sindicato que representa a Hermoso pide a la RFEF que «implemente los protocolos necesarios» para sancionar la conducta de Rubiales, «vele por los derechos» de las jugadoras y «adopte medidas ejemplares». Además, considera «es esencial» que la selección, actual campeona del Mundo, «esté siempre representada por figuras que proyecten valores de igualdad y respeto en todos los ámbitos».
El sindicato también insta al Consejo Superior de Deportes (CSD) para que, «dentro de sus competencias, apoye y promueva activamente la prevención e intervención ante el acoso o abuso sexual, el machismo y el sexismo».
«Desde el sindicato estamos trabajando para que actos como los que hemos visto nunca queden impunes, sean sancionados y se adopten las medidas pertinentes que protejan a las futbolistas de acciones que creemos son inaceptables», añaden.
En otro comunicado, FUTPRO informó que el próximo lunes se reunirán con la vicepresidenta segunda en funciones del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, para que los actos de Rubiales sean «debidamente sancionados».
Agresión
La conducta inapropiada de Rubiales, que según la legislación española podría ser calificada de agresión sexual, puso en el foco su comportamiento y de inmediato comenzaron a salir otras imágenes de la misma jornada, como cuando se agarró los genitales en el palco en señal de victoria, mientras se encontraba al lado de la reina Letizia y su hija Sofía, menor de edad.
Aunque lo sucedido no pasó desapercibido en ningún momento, en un principio los medios de comunicación le restaron importancia, al calificar el gesto como fruto de un momento de euforia.
Este discurso comenzó a cambiar cuando llegaron las primeras críticas de peso por parte de la ministra de Igualdad, Irene Montero, que el mismo domingo sostuvo que un beso sin consentimiento era «una forma de violencia sexual» y que las mujeres lo sufren «de forma cotidiana y hasta ahora invisible».
De igual forma, el ministro de Cultura, Miquel Iceta, en declaraciones a Radio Nacional de España, también reaccionó y pidió a Rubiales que diera explicaciones ante un gesto que tachó de «inaceptable».
A las críticas se sumó el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, quien expresó que aún queda «mucho camino por recorrer en materia de igualdad y respeto».
Sánchez calificó el beso forzado como un «gesto inaceptable» y dijo que las disculpas ofrecidas no era «suficientes» ni «adecuadas», por lo que consideró que Rubiales debe «continuar dando pasos» para redimirse.
Rubiales tilda de ‘gilipolleces’ las críticas
La primera reacción de Rubiales fue llamar «idiotas», estúpidos» y «tontos del culo», entre otros descalificativos, a quienes criticaban sus acciones, sosteniendo que no estaba «para gilipolleces».
Sin embargo, a medida que creció la polémica, el directivo se vio obligado a publicar un video pidiendo disculpas. En paralelo, la RFEF envió un comunicado a EFE, del que se hicieron eco todos los medios del país, que recogía unas supuestas declaraciones de Hermoso, alegando que el beso forzado había «sido un gesto mutuo totalmente espontáneo por la alegría inmensa que da ganar un Mundial».
En ese texto, la RFEF aseguró que Hermoso habría dicho: «El presi y yo tenemos una gran relación, su comportamiento con todas nosotras ha sido de diez y fue un gesto natural de cariño y agradecimiento. No se puede dar más vueltas a un gesto de amistad y gratitud, hemos ganado un Mundial y no vamos a desviarnos de lo importante».
Sin embargo, el martes, el medio Relevo informó que durante el vuelo que partió de Sidney, Rubiales intentó convencer a Hermoso de que apareciera junto a él en el video de disculpas, algo a lo que la jugadora se negó. Tras ello, fue Jorge Vilda, el seleccionador nacional, quien se habría acercado hasta tres veces a la familia de la jugadora con el mismo propósito, pero sin éxito.
El medio Relevo advirtió que las declaraciones difundidas por la RFEF no eran de Hermoso, sino que las habría escrito su departamento de comunicación. Hasta la fecha las únicas palabras pronunciadas por la deportista son: «No me ha gustado. Pero, ¿qué hago?», recogidas en un directo en sus redes sociales durante la celebración en los vestuarios de Sidney.
En medio de la polémica con Rubiales, el responsable de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, Josep Borrell, atizó al conflicto con unas declaraciones tachadas de paternalistas y machistas: «Nuestras mujeres están aprendiendo a jugar al fútbol tan bien como los hombres, y esa es una buena noticia», dijo hoy.
Habla el mundo deportivo
La Asociación de Futbolistas Profesionales (AFE) exigió en un comunicado aplicar la ley del deporte: «Es especialmente grave lo sucedido con Jennifer Hermoso al encontrarse en una clara vulnerabilidad ante una persona que tiene una posición de poder sobre ella al iniciar un acercamiento o realizar un gesto físico».
La AFE solicita que se aplique la ley si Rubiales no dimite, y recuerda que el Protocolo de actuación frente a la violencia sexual del Consejo Superior de Deportes (CDS) incluye besar a la fuerza en su punto 5, «calificándola como conducta inaceptable que conllevará consecuencias inmediatas».
Miguel Galán, presidente del Centro Nacional de Entrenadores de Fútbol (Cenafe) presentó la primera denuncia contra Rubiales ante el CDS por incumplimiento de la ley del deporte. «Fue un acto sexista e intolerable que atenta contra la libertad sexual de la futbolista Jennifer Hermoso», declaró a la televisión pública.
También la FASFE, entidad conformada por asociaciones de accionistas y aficionados, clubes e hinchas individuales, publicó un comunicado titulado «Luis Rubiales debe dimitir» e indican que «es intolerable la conducta del máximo dirigente» del futbol español y que «sus gestos obscenos en el palco al final del partido constituyen una conducta impropia de un dirigente, que da una imagen lamentable».
Además, el presidente del Centro Superior de Deportes, Víctor Franco, informó que espera recibir el informe del expediente abierto en el seno de la RFEF y adelantó que si el organismo «no toma decisiones», será su entidad la que emprenda acciones, que podrían incluir elevar el asunto al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD), última instancia administrativa para velar por todas las cuestiones de derecho deportivo y la única que tendría facultades para destituir a Rubiales.
Antecedentes de Rubiales
Los problemas y denuncias por los abusos en la selección femenina española de fútbol vienen de lejos.
Uno de los puntos de inflexión se produjo en 2022, cuando 15 jugadoras enviaron un correo electrónico a la Federación para denunciar irregularidades del seleccionador nacional Jorge Vilda, que afectaban su salud y que no estaban en condiciones para jugar.
En aquel momento la respuesta de Rubiales fue respaldar con todo a Vilda y tachar a las futbolistas de «caprichosas».
La presión de las deportistas ha conseguido algunas mejoras. En este Mundial, el equipo por primera vez pudo contar con un nutricionista y tuvo la oportunidad de volar en vuelos charter, alojarse en hoteles de buena calidad y contar con un plan de conciliación que les ha permitido, entre otras cosas, permanecer cerca de sus hijos durante los dos meses que duró el torneo.
Ocho año antes, en el Mundial de 2015, el primero en el que participaba el equipo español, 23 futbolistas firmaron una carta quejándose de sus condiciones.
En aquel momento, las críticas se dirigían a otro entrenador, Ignacio Quereda, que estuvo dos décadas en el cargo. Según trascendió años más tarde, el seleccionador mantenía comportamientos machistas y actitudes vejatorias hacia las deportistas.
Hasta el año 2014 el fútbol femenino en España no fue profesional y no fue hasta 2020 cuando tuvieron su primer convenio colectivo. Costó una larga negociación y una huelga, con lo que se consiguió establecer un salario mínimo de 16.000 euros al año y una parcialidad máxima del 75 % de la jornada.