(16 de ,marzo del 2021. El Venezolano).- Por mucho tiempo el debate público venía marcado por la antinomia gobierno – oposición, lo que conducía a fáciles coincidencias entre sectores descontentos y críticos del ejercicio del poder y en términos electorales prevalecían dos alternativas, continuismo o cambio. Hoy la polémica es más compleja y coexisten varios debates.
Ya tiene más de quince años la promoción sistemática de la abstención con el pretexto de denunciar el ventajismo del gobierno. Una de las banderas de ese movimiento ha sido la de reclamar el máximo de garantías electorales como prerrequisito para la participación ciudadana. Ha sido un planteamiento seductor por lo justo y de mucha garra comunicacional por desnudar abusos de poder.
Sin embargo, ponen como condición previa lo que en realidad ocurriría como consecuencia del cambio en el ejercicio del poder, lo que a su vez sólo tendría lugar con la más amplia participación electoral para protestar y ganarle al gobierno con el que se está en desacuerdo y al que se acusa de ventajista y de abusador. Es decir, lograr participación equitativa en los medios de comunicación; prohibición del uso de fondos públicos y de equipos, locales y personal al servicio del Estado para la campaña del partido de gobierno; autonomía en la rectoría del Consejo Nacional Electoral; participación de todos los partidos y grupos electorales; garantía de una Oficina de Identificación que impida la doble cedulación y/o la cedulación de extranjeros; son reclamos a los que no se puede renunciar, pero que realmente se convertirán en reivindicaciones una vez logrado el cambio político. Ingenuo es pensar que se logrará antes.
Azuzan salidas violentas, conspiraciones militares e intervenciones extranjeras. Son los artífices del bloqueo económico que niega la libertad de comercio del país y que ha conducido a un vaciamiento de las arcas públicas que pone casi en cero la capacidad de respuesta del Estado ante las demandas ciudadanas. El descontento es generalizado, casi unánime. En eso han tenido éxito quienes juegan a agravar la crisis, pero no en la solución de problemas ni en el cambio político.
El empobrecimiento es general y ya no puede decirse que la única causa sea el modelo económico estatista, intervencionista y negador de las libertades económicas. Además de ese “bloqueo interno”, los venezolanos sabemos que las sanciones económicas aplicadas por las grandes potencias a solicitud de una élite social y política venezolana, todo lo ha empeorado. Han exacerbado la conflictividad, la miseria y la huida en estampida del país.
Aunque plantean (en el papel) el cambio de políticas económicas, la modernización de la gerencia pública, la descentralización, las libertades políticas y la defensa de los derechos humanos, los artífices de la abstención y de las sanciones económicas están amarrándole las manos a los votantes que pueden producir el cambio y arruinando al país con sus acciones.
No es posible coincidir con ellos. Por lo contrario, es necesario y urgente, vital, adversarlos y disminuir a su mínima expresión sus lesivos y antipatrióticos movimientos.
Negociar las demandas públicas en la hora del Estado más débil que haya tenido la República es una necesidad histórica. Es el espacio que nos queda en el día a día. No se puede esperar el cambio de gobierno para reclamar y lograr calidad de vida. A ese diálogo con el gobierno se oponen abstencionistas y reclamantes de más bloqueo económico. En resguardo de sus perfiles de “verdaderos opositores” ven en la confrontación extrema su única herramienta propagandística. Para ellos su imagen político-electoral vale más que el país.
Estas circunstancias aquí anotadas son el terreno real sobre el cual nos movemos y que definen nuestras acciones. Las alianzas políticas que Soluciones para Venezuela busca con sectores populares y a favor de la reconciliación entre los venezolanos pasan por unir esfuerzos con quienes combaten a las élites abstencionistas que niegan la participación popular, entendernos con quienes enfrentan el bloqueo económico y el colonialismo, al igual que con quienes alienten el diálogo que nos permita enfrentar juntos, por encima de muchas diferencias, esta hora tan terrible.