(06 de junio del 2020. El Venezolano).- Apenas está iniciándose en su designación ilegal el CNE, nombrado de manera inconstitucional y fraudulenta por el TSJ, o sea, el régimen comunista que destruye a Venezuela, y ya están haciendo de las suyas.
Este miércoles 01 de Julio, la presidenta del organismo, Indira Alfonso, ficha importante del regimen, la misma que dictó la sentencia que eliminó los diputados de Amazonas, con lo cual le arrebató la mayoría absoluta a la oposición en la AN en las elecciones del seis de diciembre del 2015, convocó elecciones parlamentarias y anunció el aumento del número de diputados a elegir, todo contraviniendo las leyes y usurpando funciones de La AN.
El régimen necesitaba un CNE a la carta que le quitara las ganas de votar al pueblo venezolano que ya le tenía ojeriza al CNE de las alcahuetas comadres.
De esta manera se garantizan, en medio de la pandemia que para esa fecha todavia estará haciendo estragos, que habrá una abstención historica, que le permitirá declararse ganador absoluto al régimen, con una participación que por ínfima, sería ilegítima.
El Gobierno que no da respuestas a la gente ante el desastre de los servicios públicos, a la falta de agua potable que se ha generalizado a lo largo y ancho del país, al colapso del servicio eléctrico y sus consecuencias de racionamiento, apagones, bajones que han acabado con buena parte de los electrodomésticos, por lo cual el régimen no responde; el servicio de aseo urbano es inexistente en buena parte de las ciudades del país, o funciona muy precariamente. Y no he mencionado lo peor de toda esta terrible tragedia en que la revolución ha metido a los venezolanos, y no es otro que el hambre que padece cerca del noventa por ciento de los venezolanos, si tomamos en cuenta que el salario integral, sueldo y cesta ticket, es de ochocientos mil bolívares que en dólares representan cuatro unidades apenas, de los cuales tres se van en un cartón de huevos.
La gente se está muriendo de hambre, las clases ya estaban casi que suspendidas antes de decretar la cuarentena por la pandemia pues las madres no podían enviar a sus hijos muertos de hambre a un salón de clases porque este régimen destructivo acabo con los programas de alimentación escolar que llegaban hasta las zonas más apartadas.
En Venezuela la mayoria de la población anda ya en harapos, con los calzados destruidos por el uso excesivo al tener que verse obligados a caminar largas jornadas porque tampoco hay transporte, pues la revolución también lo destruyó y comprar un calzado de la más baja calidad cuesta varios salarios mínimos.
Ahora, en medio de este cuadro macabro y espeluznante de un país que nada sobre las reservas de petróleo más elevadas del mundo y recibió más de dos billones de dólares en los últimos veinte años por la venta del petróleo ¿Puede creer hasta el más desprevenido y lerdo que en algún país democrático del mundo civilizado, un régimen que tiene al pueblo pasando hambre y todo tipo de necesidades y privaciones puede recibir apoyo electoral en cualquier convocatoria que se le haga, ya sea para elegir diputados, gobernadores, alcaldes o al presidente? Eso solamente se puede dar en Venezuela donde la democracia ha sido secuestrada, los principales partidos de oposición asaltados y entregados sus tarjetas y símbolos a delincuentes colaboracionistas para que participen en las ilegales elecciones convocadas por el fraudulento CNE designado por el no menos ilegal y sometido TSJ que es lo mismo que el régimen.
El régimen sabe perfectamente que con el rechazo que tiene en toda la nación, como consecuencia de su desastroso desempeño económico y la violación diaria de derechos humanos fundamentales, no le puede ganar ni a un desconocido que se postule. Pero para salvar esos obstáculos tiene a su CNE a la carta, cuyos integrantes son reconocidos por los venezolanos como unos perros obedientes al régimen que lo que menos harán es cuidar los votos y garantizar que se respete la voluntad popular. En consecuencia el pueblo no saldrá a votar para no validar el monumental fraude en marcha.
Las elecciones, si no pasa algo interesante que el pueblo espera con ansias, se llevarán a efecto con el régimen utilizando hasta los camiones del ejército para trasladar o arrastrar a los clientes que tiene, que ya son muy pocos, pero eso no importa porque ese manido CNE certificará una votación de entre ocho y nueve millones de venezolanos que le darán un triunfo «I-RRE-VER-SI-BLE» a los candidatos del oficialismo, y dejarán el «raspaito» de la gran torta a los mini partidos colaboradores de la vergonzosa mesita dirigida por esos rufianes que todo el mundo conoce y desprecia.
Es para darle esas migajas al nuevo chiripero en contubernio con el régimen, que el CNE ha usurpado las funciones de la muy legítima Asamblea Nacional que preside Juan Guaidó y legisla para aumentar a 276 el número de diputados a elegir.
El fraude está cantado, la observación internacional de la Unión Europea y La Organización de Estados Americanos, que son los principales organismos que pueden declarar unas elecciones limpias, no se podrá producir, porque el regimen no busca observadores sino acompañantes.