(17 de julio del 2025. El Venezolano).- Yandir es uno de esos jóvenes luchadores por la democracia. Llanero de nacimiento, de Apure. Él representa una generación de venezolanos que, pese a las dificultades, se han mantenido en el país enfrentando grandes peligros por defender su libertad de pensamiento. Fueron por él unos 30 hombres. Estaba resguardado en el estado Bolívar, y lo localizaron. No se sabe aún cómo, pero cuando se es jóven y se piensa y se lucha por la libertad y los derechos, al Sebin no le gusta. ¿Con quién se consiguieron? Hallaron a un hombre jóven, ingeniero venezolano y profesor universitario, el secretario del Partido Centro Democrático, la organización política donde encontró los ideales del humanismo cristiano con los que se identificó profundamente hace ya ocho años.
Los enviados a apresarlo se enfrentaron con la palabra de Yandir, que tiene verbo pausado y audaz, lo imaginamos respondiendo tranquilo, con el talante de un líder que sabe gestionar emociones. Y seguro les habló a aquellos que llevaban armas de la libertad que le estaban arrebatando a él y a todo el país. Sintió el sablazo a lo lejos de las peores prácticas del modelo cubano, pero se comportó como el venezolano que es. La prensa nacional e internacional se llenó de titulares ante la nueva detención de otro demócrata de verdadera oposición. Medios desde Argentina hasta Estados Unidos y España, están contando la historia. Y su nombre entra en la nefasta lista de presos políticos que se cuentan cerca de mil. No se sabe prácticamente nada de su salud. Yandir, como dijo María Corina Machado, lleva un dispositivo intracraneal, una válvula de una cirugía a la que se sometió siendo aún más jóven y, como el horror es conocido, la petición es que no lo golpeen. Si Yandir recibe un golpe de un funcionario violador de derechos, puede morir.
Desde aquí también lanzamos esa alerta. Yandir cree en Venezuela, la que lo formó, lo crió y lo templó y también cree en la Venezuela que hoy le está fallando. Está igualmente convencido de los errores políticos del pasado y también de una transición. Pero ahora mismo está pagando por los demonios de los carceleros y por los errores cometidos en el pasado de esos rostros que aún quieren mantenerse como los grandes políticos del país. Yandir no engrosó la ola de los 9 millones de venezolanos se han separado de sus hogares, de sus afectos, de sus amores, de sus calles, de sus vidas. Siempre ha dicho que su lucha es en tierra. Le gusta recorrer el país, abrazar a la gente, debatir con ideas finas y visualizar al país libre. Lo conocen en muchos rincones. En el llano venezolano se volvió referente de labor social y política cercana desde los 16 años, cuando decidió que ese iba a ser su camino para transformar su país. Y su familia lo apoyó, la misma que hoy vive entre la angustia y el dolor de saberlo preso, sin siquiera tener noticias de su estado. Cualquiera se quiebra. Es el desespero de todos los padres, madres y hermanos de los presos políticos venezolanos, las noches en vela, la silla vacía en la mesa, el cuarto solitario en casa. Nuestro más profundo respeto por quienes libran esas luchas internas.
Yandir dará la pelea, con el verbo y con sus ideas para el país. Estamos seguros que les hablará incluso a sus opresores. Y los convencerá de que hay otros caminos. Yandir es de los que se mantiene limpio de las negociaciones para vender al país, defiende la rectitud, los valores y la ética, esté donde esté, y no permite que lo contaminen como a muchos otros. Ese jóven tiene una mística propia que le liberará y llevará, más temprano que tarde a posiciones donde desarrollar sus ideas para la Venezuela bonita y futura. Cuando se acercó a mi por primera vez, mostró su apego total a la filosofía de ese humanismo cristiano con el que hacemos vida en el Partido Centro Democrático, desde entonces las conversaciones han sido largas y profundas, hemos ido desde la filosofía política hasta la táctica, las campañas y los planes de nación. Sabe escuchar y tiene el criterio afilado para debatir y para refutar planteamientos. Es bonito saber que un joven como Yandir ha asumido postulados de una nueva política y los ha hecho suyos en el día a día. Tiene insumos físicos, mentales y emocionales para cruzar este desierto que se le pone en frente hoy. Y ahí también estaremos con él de alguna manera, como con todos los presos políticos. Serán libres. Yandir, serás libre