(19 de marzo del 2021. EL Venezolano).- Representa la antítesis, de una deriva descomunal, valuada de dable por la dolarización “de facto”, que suscita otro mundo de monedas virtuales: el bitcóin, el petro y el bolívar digital, sin preanálisis sobre expectativas a plazo alguno y la paradoja de otro cono monetario efectivo desde el 8/3.
Según el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), desde enero nuestra tasa inflacionaria rebasa un mil porciento; interanual, un 3,478 porciento; enero fue de un 55,2; febrero, de un 50,9 y mantiene al país inserto en un “círculo especulativo y parasitario”, hacia un cuarto año sucesivo de hiperinflación progresiva (estanflación), que molió al bolívar, y lo han suplido, erráticamente, por el USD Y el Є, creando incertitud en los medios de pago con divisas; otra reconversión, agudizaría la crisis, más aún.
Ignoramos, hasta ahora, en la historia de la economía mundial sobre algún país con aptitud de crecimiento económico (balanza comercial favorable) que haya suplido mediante evasivas su moneda por el USD, como parte de una estrategia de política económica en pro de su desarrollo, con cifras motorias de éxito por tal hecho.
Pero, consta que sí se ha tenido un equilibrio monetario, con efectos sobre tasas de inflación y de intereses bajos, más una estabilidad en sus transacciones internacionales. Ejemplos claros tenemos en Latinoamérica los casos de Ecuador, El Salvador y Panamá; economías pequeñas, relativamente, que desde el propio inicio cuando adoptaron, bajo contextos muy diferentes, sus preferencias por el USD, lograron estabilizar la inflación, sin mostrar tasas de crecimiento efectivas en el ámbito del ranking latinoamericano (PIB/PPA), salvo el caso particular de Panamá, debido a las ganancias que logró por la comercialización durante décadas recientes, derivado del crecimiento abrupto de la región asiática y su membresía APEC.
Más aún, la dolarización podría vedar a las economías para efectuar los ajustes precisos en materia cambiaria y mantener sus negocios enlazados internacionalmente cuando reciban impactos externos negativos, tal y como lo es el caso nuestro frente a un aumento sorpresivo de precios del petróleo, que genere, a su vez, una devaluación del tipo de cambio ante las otras divisas.
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