(05 de enero del 2022. El Venezolano).- Investigadores de la Academia China de Ciencias en Pekín sugieren que el origen de la variante ómicron puede estar en los ratones.
Es una de las hipótesis que se apuntaron desde el principio debido a la gran cantidad de mutaciones acumuladas en esta versión del SARS-CoV-2, reportó La Razón.
Una variante como ómicron podía esperarse para dentro de unos pocos años, como apuntó recientemente el virólogo Alfonso García Sastre. Lo sorprendente es que haya aparecido tan rápido.
Por eso se ha supuesto que la aceleración en la acumulación de mutaciones haya podido producirse en una persona inmunodeprimida o en un salto entre especies, circunstancias ambas que estimulan las variaciones en el virus.
Origen de la marca del huésped en el virus
El equipo de la Academia China de Ciencias ha intentado comprobar de qué animal (humano o no) puede venir ómicron analizando el espectro molecular de sus mutaciones, reseñó Miami Diario.
De alguna manera sostienen que el huésped del virus deja un tipo de marca en su evolución al proporcionarle un entorno celular determinado.
“Las especies huéspedes en las que ómicron adquirió sus mutaciones pueden determinarse analizando la información que contienen las propias mutaciones”, afirman en su estudio.
La primera conclusión después de iniciar este análisis fue que el espectro molecular de las mutaciones de ómicron no era compatible con huéspedes humanos, ni siquiera en pacientes inmunodeprimidos, así que buscaron pistas en diferentes tipos de mamíferos, como gatos, perros, vacas, murciélagos, visones y ratones.
El estudio vuelve a apuntar a la importancia que pueden tener los animales en futuros brotes de SARS-CoV-2.
Para los autores está claro que algo aceleró la evolución de ómicron. En una sección de ARN donde debería haber una velocidad de 0,45 mutaciones al mes, hallaron que se habían producido 1,5. El triple de velocidad de lo visto con otras variantes. Pero esa aceleración no era uniforme en todo el código genético del virus, sólo en una parte. Esta circunstancia permitía centrar los experimentos.
“Por eso creímos que el progenitor de ómicron podría estar un salto de humanos a no humanos porque este proceso requiere importantes mutaciones en la proteína espiga para adaptarse con rapidez al nuevo huésped”, explican los autores.
Su mejor opción, debido a la historia evolutiva de la especie, eran los ratones y sus análisis lo confirmaron: “Las mutaciones en la proteína espiga de ómicron se solapan con las mutaciones adaptadas a ratones”.