(06 de agosto del 2019. El Venezolano).- Representantes de más de 60 países y organismos se reúnen este martes en Perú para la Conferencia Internacional por la Democracia en Venezuela, organizada por el Grupo de Lima para discutir la crisis del país sudamericano.
A través de Infobae se conoció que el encuentro estará marcado con la ausencia del gobierno ruso, sostén clave del régimen de Nicolás Maduro, y una importante presencia de funcionarios de la Casa Blanca, actores centrales tras el bloqueo firmado por Donald Trump sobre los activos estatales del chavismo en suelo estadounidense.
Si bien la convocatoria enviada en julio tuvo un espíritu de diálogo, con invitaciones a más de 100 países, la mayoría de los asistentes son diplomáticos de gobiernos que han reconocido y respaldado a Juan Guaidó como mandatario interino de Venezuela. La capital peruana, que por estos días concentra la atención deportiva como sede de los Juegos Panamericanos, atraerá este martes las miradas políticas de la región para el problema más acuciantes de la actualidad latinoamericana.
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En medio del diálogo que se realiza en Barbados entre el chavismo y la oposición, el protagonismo está en el reciente anuncio del bloqueo estadounidense contra el régimen chavista. John Bolton, asesor de Seguridad Nacional de Trump y uno de los funcionarios del «ala dura» de Washington, será el encargado de explicar la medida al comenzar la jornada. «Es un gran paso que muestra la determinación (de EEUU) por lograr una transferencia pacífica del poder«, comentó en la víspera.
La cita no tiene en sus planes concluir con un documento final, ya que no se esperaban posiciones comunes entre los participantes, aunque las ausencias del Kremlin, así como las de Cuba, Irán, Turquía o Bolivia, podrían resultar en un mayor consenso.
En principio, la idea era no convocar a miembros del chavismo ni de la oposición «para no polarizar el encuentro». Sin embargo, el entorno de Juan Guaidó sí contará con la presencia de Julio Borges, representante de la oposición venezolana ante el Grupo de Lima, para exponer la crisis que continúa azotando al país.
«Son dos reuniones en una», resumió el dirigente venezolano a Infobae. Así, las primeras horas reunirán a los países que han reconocido a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela, a partir de las 8.45 (hora local, 13.45 GMT). Posteriormente, desde las 11.45 (16.45 GMT) se desarrollará el pleno de la Conferencia en sí, con un debate general de la situación que se prolongará hasta aproximadamente las 18 (23 GMT).
Borges explicó que se trata de una oportunidad para «seguir engrosando la lista de países del mundo libre que quiere un cambio en Venezuela. Para ello, expondrá unos puntos que considera extremadamente delicados, que no tienen referencia histórica«. Además del tema migratorio, que es la cara más notoria de la crisis para los países sudamericanos.
Asimismo, el representante apuntó que «hay otros no tan visibles pero muy importantes para la región, como la vinculación con grupos terroristas del ELN, los ex FARC, Hezbollah. El tema humano, mostrado muy claramente en el informe de Michelle Bachelet, que marcó un antes y después para la retórica de Maduro. Hay cero avances en soluciones reales a la crisis. Ya no hay una dictadura, sino un estado fallido, una amenaza real para toda la región».
Según el canciller peruano, Néstor Popolizio, el propósito «es que por primera vez nos sentemos todos los países, que en alguna medida tenemos una vinculación con lo que está pasando en Venezuela», con la intención de llegar a «un punto de convergencia, establecer un diálogo creíble que apunte a que se convoque elecciones en Venezuela».
La Conferencia asoma con un tono casi tan económico como político. El secretario de Comercio estadounidense, Wilbur Ross, también será uno de los oradores y la Casa Blanca señaló que en la cita se presentará el plan de reconstrucción económica para un eventual «postchavismo».
El gobierno de Vladimir Putin, aliado político, económico y militar del régimen chavista, rechazó la invitación y mantiene firme su postura de defender a Maduro. Pese a su intransigencia, anotó un dato cierto: es difícil que el foro alcance un acuerdo sobre la crisis política sin la presencia de representantes de la cúpula chavista, por lo que es más probable que se delineen las estrategias de presión regional, principalmente para cesar las violaciones a derechos humanos denunciadas en el informe de Michelle Bachelet como Alta Comisionada de la ONU, y con un sector de los participantes presionando por elecciones anticipadas.
Por su parte, Uruguay y México asoman como las presencias regionales que todavía reconocen a Maduro y han evitado calificar de «dictadura» al régimen chavista, por lo que el debate podría empujar a estos gobiernos a tomar posiciones más condenatorias. Los países con una postura no definida «tendrán que decidir si tener relaciones sanas con América Latina o tener relaciones con dictaduras que no tienen futuro», advirtió Borges.
Con información de Infobae