(18 de septiembre del 2019. El Venezolano).- Los venezolanos con hipertensión arterial se ven obligados a escoger entre cumplir con su tratamiento médico o alimentarse. La decisión se debe principalmente a la crisis que afronta el país que afecta a todos los sectores, incluyendo el de la salud.
María Betancourt, de 83 años de edad, aseguró que tiene más de tres meses sin tomar su tratamiento para la tensión. «La pensión no me alcanza y no tengo más ingresos. Con 40.000 bolívares tengo que decidir si como o me tomo las pastillas que me mandó el médico», explicó.
Otras personas se han visto obligadas a tomarse los medicamentos por intervalos de meses. Incluso si deben ingerir dos fármacos distintos al día, optan por escoger uno de ellos. Tal es el caso de Margarita Urbaez: «Yo tomo losartán de 100 mg y amlodipina de 10 mg. Muchas veces no puedo pagar por las dos así que opto por prescindir de la amlodipina».
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Sin embargo, esta decisión trae consecuencias. Urbaez cuenta: «Al no tomar el tratamiento completo como me lo mandó el cardiólogo, la tensión se me descontrola. Varias veces mi familia me ha tenido que sacar de emergencia al hospital».
La prevalencia de este padecimiento en Venezuela es de aproximadamente la mitad de la población adulta. Así lo reseña una investigación del Estudio Venezolano de Salud Cardiometabólica.
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