Gabriel Boric, el nuevo presidente de Chile afiliado a la izquierda, prepara su primera visita oficial a otro país, que será a Argentina. Antes de que se concrete, el mandatario le otorgó una entrevista al diario porteño El Clarín, en la cual le preguntan sobre Venezuela.
El reportero le formula: «Usted ha sido descripto como un socialdemócrata y en esa línea se ha diferenciado con una dura condena a las dictaduras de Nicaragua, Venezuela o Cuba…»
La respuesta del presidente es que su defensa de los derechos humanos es «un tema de principios».
«Los derechos humanos deben respetarse y deben hacerse valer y promoverse sin importar el color del gobierno que los vulneren. Y eso corre, partiendo por casa, Chile, como para Venezuela, Nicaragua, Brasil, Ucrania, Rusia, Yemen, Israel, etcétera. Por lo tanto, en esto yo no hago distinciones y creo que tenemos que abandonar la política partisana de solamente condenar con quienes tenemos una adversidad ideológica. Porque eso le quita legitimidad a nuestra causa. Y por lo tanto, en los casos que mencionas nosotros vamos a ser promotores de la democracia y los derechos humanos».
A eso añadió que: «Chile es uno de los países observadores para favorecer una resolución pacífica, vía negociación en Venezuela, que le de legitimidad a las próximas elecciones para que no haya ninguna duda de la voluntad del pueblo venezolano que se exprese en ese momento».
No es la primera vez que Boric marca distancia con el régimen de Nicolás Maduro, lo cual le ha ganado la enemistad de la propaganda chavista que ya no lo considera un aliado ni siquiera ideológico de izquierdas.