(06 de mayo del 2022. El Venezolano).- La empresaria Sophia Lacayo, la primera nicaragüense que llegó a un cargo electivo en el sur de Florida y ahora candidata a un puesto de concejal en Miami-Dade, asegura que, si lo logra, levantará la voz contra las «dictaduras» de Nicaragua, Cuba y Venezuela y pedirá más sanciones contra sus dirigentes.
Lacayo, nacida en Juigalpa hace 42 años y llegada hace 16 a Estados Unidos, país del que tiene ya la nacionalidad, era una empresaria exitosa cuando decidió meterse en política en la ciudad de Sweetwater, enclavada en el condado de Miami-Dade y conocida como La Pequeña Managua.
Ahora quiere dar el salto al condado más rico y poderoso de Florida, donde no ha habido nunca una mujer latina no cubana que haya llegado a la Junta de Comisionados.
«Entendí las necesidades que había en mi comunidad», asegura en una entrevista con Efe esta abogada formada en Nicaragua y poseedora de una empresa de contabilidad y asesoría fiscal con unos mil empleados y ganancias por 10 millones de dólares, para explicar su entrada en la política.
Según dice Lacayo, aceptó ser candidata a concejal de Sweetwater porque los nicaragüenses, que hoy en día son más de 160.000 y el tercer grupo más grande de votantes registrados en Miami-Dade, no tenían representación en una ciudad que con el tiempo se había hecho más diversa y estaba dominada políticamente por los cubanos.
UNA «CACIQUE» EN POLÍTICA
En 2019 ganó en la urnas, con un 56 % de los votos, un puesto como comisionada (concejal), pese a que una de las «vacas sagradas» de la política local, de origen cubano y ya fallecido, le había dicho que no iba a permitir que una «india» ocupara «su silla», reportño EFE.
Ella respondió a esa «falta de respeto» diciéndole que no iba a ser una «india» sino una «cacique» la que lo reemplazara.
Madre de dos hijos, de 16 y 5 años, y casada en segundas nupcias con un periodista de origen cubano, Lacayo competirá en las elecciones del próximo 23 de agosto por el puesto de concejal del distrito 12 de Miami-Dade, que engloba cinco ciudades, Sweetwater entre ellas, y cuenta con un 90 % de población hispana.
Su principal rival, Juan Carlos Bermudez, hoy alcalde de Doral, es cubano y el puesto estuvo durante muchos años en manos de otro cubano José «Pepe» Díaz.
Lacayo dice que las otras comunidades de hispanos en Florida deberían hacer la tarea de entender a los cubanos para aprender de ellos, como ella hizo, incluso viajando a Cuba.
«Ellos vinieron primero a Estados Unidos y actualmente han tenido candidatos presidenciales aquí y es porque realmente entienden que la única manera de poder ayudar a su pueblo es estando en la política local y federal de Estados Unidos», dice.
Eso mismo quiere hacer ella con Nicaragua, si llega a ser comisionada del distrito 12.
Se propone usar esa «gran arma» que es ejercer un cargo público electivo para tocar puertas de congresistas y senadores para que actúen en favor de los latinoamericanos que viven en «dictaduras».
Lacayo fue al Parlamento Europeo para hablar «acerca del problema de Nicaragua» y llevar el mensaje de que se necesitan más sanciones en contra de Daniel Ortega, y viajó a Costa Rica cuando en 2018 miles de nicaragüenses huyeron a ese país vecino para escapar de la represión tras las protestas de ese año.
EL CONGRESO NO ES SU SUEÑO
Cuando se le pregunta si más adelante le gustaría pelear por un puesto al Congreso de EE.UU., dice que no, que eso lo deja para los nacidos en este país como sus hijos.
«Creo que no, creo que estoy trabajando para mi hijo. Mi hijo nació aquí en Estados Unidos. Creo que la gente americana que nace aquí se lo merece. Yo soy una inmigrante como todos los que han venido. Se me da esta oportunidad para poder ayudar a la comunidad».
Su «sueño» -dice- es «poder dejar legados a los jóvenes» y empoderar a las mujeres y las comunidades de inmigrantes.
Aunque se declara republicana, dice que no se pone solo la camisa de su partido y que los cargos como el de concejal de Miami-Dade no deben ser manejados de manera partidista porque se trata de ayudar a toda la comunidad.
Lacayo tuvo que renunciar como concejal de Sweetwater en 2020, porque se inscribió como candidata con una dirección que no era donde en realidad vivía, según la acusación de la Fiscalía, y por ley debió dejar pasar un tiempo antes de postularse de nuevo a un puesto de elección.