(03 de julio del 2020. El Venezolano).- Un estudio dirigido por investigadores españoles ha revelado que el ‘Homo erectus‘, el primer ancestro humano que se extendió por el Viejo Mundo, desde África hasta el sureste asiático, y al que hasta ahora se consideraba esbelto y estilizado, en realidad era compacto, achaparrado y robusto.
Así lo revela un trabajo de paleoantropólogos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (CENIEH), que han reconstruido en 3D la forma de la caja torácica del ejemplar de ‘Homo erectus’ conocido como el niño de Turkana, un esqueleto juvenil de 1,5 millones de años hallado en Kenia en 1984, reportó
El estudio, co-liderado por Markus Bastir, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), y Daniel García Martínez, del CENIEH, se publica en la revista ‘Nature Ecology and Evolution’.
«Sorprendentemente, el niño de Turkana tenía un tórax más profundo, más ancho y más corto que el de los humanos modernos –indica el investigador Markus Bastir–. Esto sugiere que el ‘H. erectus’ tenía una construcción corporal más robusta de lo que se suponía, ya que hasta ahora se contemplaba la forma corporal de esta especie como esbelta o estilizada, lo que se asociaba con su habilidad para recorrer largas distancias», añade según lo reflejado por Europa Press.
Por lo tanto, parece que la forma esbelta del cuerpo humano moderno, con un tórax y una pelvis estrecha, evolucionó más recientemente de lo que se pensaba, según explica García Martínez, pues según señala, en lugar de aparecer tan tempranamente como la aparición del ‘H. erectus’, hace unos dos millones de años, habría aparecido con ‘H. sapiens’.
Los estudios sobre cómo este individuo ‘H. erectus’ caminaba y corría se han limitado en gran medida a las piernas y la pelvis. Sin embargo, para la carrera de resistencia, sus capacidades respiratorias también habrían sido relevantes.
«Hasta ahora, este aspecto no se había investigado en detalle, ya que evaluar el movimiento del tórax y la capacidad respiratoria en base a fósiles de costillas y vértebras fragmentados es difícil con los métodos convencionales», explica Bastir.
Pero ahora, gracias a la introducción de técnicas de imagen virtual y de reconstrucción cada vez más sofisticadas, este estudio «finalmente ha sido posible», añade. Así, en esta investigación, se ha podido reconstruir la caja torácica virtual en 3D del joven de Turkana, y se ha podido predecir su forma torácica adulta.
«Además, la forma de su caja torácica se comparó con la de los humanos modernos y la de un individuo neandertal, para investigar el movimiento de su respiración mediante la animación virtual», indica García Martínez.
En este estudio también se aborda el hecho de que la forma de nuestro cuerpo moderno puede estar vinculada con una cinemática respiratoria optimizada para correr largas distancia, así como para otras actividades de resistencia.
«El ‘H. erectus’ tal vez no era el corredor delgado y atlético de larga distancia que imaginamos –apunta Bastir–. De hecho, esto es coherente con algunas estimaciones de peso corporal del ‘H. erectus’, que proponen que esta especie era más pesada de lo que se creía. Este ancestro icónico probablemente se parecía un poco menos a nosotros de lo que lo retratamos a lo largo de los años».