(18 de julio de 2019. El Venezolano).- Algunos trasladan sus fábricas de China a otros países. Otros rediseñan sus productos estratégicamente. No faltan quienes buscan lagunas en las leyes comerciales o incluso cambian la procedencia del artículo. Todo para evadir los aranceles que el gobierno de Donald Trump está cobrando a los productos importados desde China.
La mayoría de las empresas perjudicadas por esos aranceles, no obstante, están en un compás de espera porque no saben qué rumbo tomará esta guerra comercial con China ni qué otros países pueden estar en la mira de Estados Unidos.
Considere el caso de Xcel Brands, una empresa de Nueva York propietaria de marcas como Halston, Isaac Mizrahi y C. Wonder. Hace dos años fabricaba todas sus prendas en China. Ahora está mudando sus operaciones, diversificando su producción en Vietnam, Camboya, Bangladesh y Canadá, y analizando la posibilidad de hacerlo en México y América Central también. El año que viene ya no tendrá presencia en China.
“Hay que adaptarse y mover las piezas”, dijo el director ejecutivo de la firma Robert D’Loren.
Trump lanzó la guerra comercial más intensa desde la década de 1930 al imponer aranceles a productos chinos por valor de 250.000 millones de dólares y amenaza con hacerlo sobre otros 300.000 millones. Libra asimismo batallas comerciales con países aliados, desde Corea del Sur, México y Canadá hasta Japón y la Unión Europea, en torno al acero, el aluminio y los automóviles.
Ante la posibilidad de una guerra inacabable con socios comerciales, numerosas empresas dicen que están demorando inversiones y reconsiderando sus relaciones comerciales a la espera de que se despeje el panorama y tengan una idea más clara de cómo terminará este conflicto, si es que termina.