(17 de enero del 2022. El Venezolano).- La derrota electoral del chavismo en Barinas dejó en evidencia la riña interna por el poder entre Nicolás Maduro, la familia Chávez y otros altos funcionarios del oficialismo.
Desde el patio de la casa familia de los Chávez en Sabaneta, Maduro comunicó en 2013 que había recibido un mensaje del fallecido presidente por medio de un pajarito. Mucho ha cambiado desde entonces.
El actual mandatario del país forzó en noviembre la repetición de las elecciones regionales en Barinas, apartando a Argenis Chávez de la candidatura e imponiendo a Jorge Arreaza, quien perdió en las urnas contra Sergio Garrido.
La politóloga María Puerta Riera, entrevistada por el diario español El Mundo, detalló que el resultado de esas elecciones no forzaría al chavismo a ceder el poder. “Una cosa es perder uno de los 23 estados, por mucho que sea emblemático, y otra muy distinta es que Maduro se baje de su trono bolivariano precisamente cuando más cómodo se encuentra en él”, dijo la experta.
Por su parte, el historiador Juan Cristóbal Castro comentó que “fue un golpe parecido a las elecciones parlamentarias de 2015, no de esa magnitud, pero sí un golpe fuerte”. Asimismo, destacó dos datos importantes de lo ocurrido.
“La primera es la división de los partidos de la Alianza Democrática, cercanos al gobierno aunque se dicen de oposición, ya que algunos se decantaron por apoyar a Garrido. Y la segunda, la brecha que se percibe entre chavistas clásicos y los llamados maduristas”.
La reacción de uno de ellos ha prendido las alarmas en el interior del oficialismo. “Para refundar al chavismo, hay que derrotar primero al madurismo”, publicó en sus redes sociales el ex ministro chavista Andrés Izarra, muy cercano en su día a Chávez y refugiado hoy en Europa, conocida su mala relación personal con Maduro. Izarra prosiguió sus embestidas contra Maduro al celebrar la condena a cadena perpetua en Alemania del coronel sirio Anwar Raslan.
Las diferencias en el seno del oficialismo se han visto cada vez más públicas, algo inusual por parte del régimen, que acostumbra a resolverlas de puertas para adentro. Una de las riñas fue con la familia Chávez por el arrinconamiento de Argenis, hermano de Hugo Chávez. La otra fue por parte de algunos pesos pesados como Diosdado Cabello e Iris Varela que han hecho patentes en campaña contra Arreaza.
Para enredar aún más la situación, el exgobernador chavista Rafael Isea insistió en que el madurismo planea terminar por fin el «entierro» de Hugo Chávez.
“El quiebre en el oficialista PSUV es algo que se palpa. La lucha interna en el chavismo ya existía, la diferencia es que ahora es pública”, confirmó a el líder opositor Juan Guaidó.