(17 de diciembre del 2021. El Venezolano).- El nuevo informe sobre actividades terroristas internacionales de la diplomacia estadounidense destaca el grave peligro que el chavismo supone para todo el continente americano y más allá por haber creado «un entorno permisivo para los grupos terroristas, incluidos los disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el Ejército de Liberación Nacional (ELN), y simpatizantes de Hizbolá.
Desde los años 80, por ley, el Departamento de Estado publica una relación de las principales amenazas terroristas, detalladas por países, para consideración del Capitolio y el Ejecutivo. Aparte de las amenazas de corte yihadista, el nuevo informe, que analiza los patrones terroristas de 2020, destaca el papel desestabilizador del régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, tanto fuera como dentro del país.
Este es el primer informe de la Administración de Joe Biden.
En este documento se afirma que «el régimen ilegítimo de Maduro permite y tolera el uso de su territorio por parte de organizaciones terroristas. Gran parte de Venezuela no está gobernada, esta infragobernada o está mal gobernada». Añade que «en ocasiones, el régimen ha acogido abiertamente la presencia terrorista en su territorio».
El informe destaca que en 2020, el presidente interino Juan Guaidó y la opositora Asamblea Nacional condenaron la complicidad del régimen con el ELN y los disidentes de las FARC. En noviembre, la Asamblea Nacional aprobó una resolución que declaraba a la Fuerza de Acción Especial, montada por el régimen como una organización terrorista por sus ejecuciones extrajudiciales dentro de Venezuela.
Venezuela corre el riesgo, dice este informe, de convertirse en un «estado fallido», debido al enfrentamiento entre esas facciones terroristas. «Dada la creciente escasez de recursos, hubo una mayor confrontación entre el ELN, los disidentes de las FARC y las fuerzas gubernamentales controladas por el régimen», asegura el informe.
También afirma EE.UU. que el «régimen ilegítimo de Maduro», que controla el poder judicial, emplea falsas acusaciones de terrorismo para «reprimir la disidencia y oprimir a la oposición política y la sociedad civil». En 2020, por ejemplo, el tío de Guaidó y varios comisionados del Gobierno interino y diputados de la Asamblea Nacional alineados con la oposición fueron acusados de terrorismo, sin pruebas. En junio, el régimen inició acciones legales para declarar al partido político Voluntad Popular, uno de los principales de la oposición, «organización terrorista», sin pruebas.
Lo que es cierto, según EE.UU., es que destacados miembros del régimen de Maduro y las Fuerzas Armadas mantienen estrechos vínculos financieros con disidentes de las FARC, el ELN y grupos paramilitares venezolanos.
Recaudación de fondos
El informe considera alarmante la actividad del grupo libanés chií Hizbolá, satélite de Irán, en el continente americano. «Las organizaciones terroristas globales, incluidos el Daesh, Al Qaida y Hizbolá, tienen una presencia limitada o pequeños grupos de simpatizantes en la región que incluyen grupos de orientación nacional o local, como el Ejército de Liberación Nacional (ELN), las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y disidentes en Colombia y Sendero Luminoso en Perú».
Además afirma el informe que Hizbolá mantiene fuerte su actividad en el continente americano, «incluida la recaudación de fondos por parte de sus partidarios y financieros en la región».
«Los partidarios de Hizbolá generan financiación a través de actividades lícitas e ilícitas y donan cantidades indeterminadas a Hezbolá en el Líbano, que utiliza los fondos para promover su agenda terrorista más amplia. En los últimos años, se han identificado simpatizantes y miembros de Hezbolá en Chile, Colombia, Perú, Panamá y en los Estados Unidos», recoge el informe.
En enero de 2020, el Gobierno de Colombia adoptó íntegramente las listas de EE.UU. y la Unión Europea de grupos terroristas, incluido Hizbolá.