(10 de noviembre del 2021. El Venezolano).- Insólito que un informe estadístico de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) nos ofrezca una mirada de las cifras petroleras venezolanas no posible ubicar en banco de datos alguno porque desde 2016 PDVSA mantiene inédito su informe de gestión; cifras del año 2020, de diversas fuentes. Incluso, de la misma PDVSA, que revelan, diáfanamente, tal colapso. Así tenemos, que durante aquel año, las exportaciones petroleras alcanzaron a unos USD 9760 millones; caída de un 57 porciento en relación con 2019, cuando ascendieron a unos USD 15,3 millones. Año cuando durante el primer trimestrecayeron en casi un 17 porciento, lo que ha originado, progresivamente, un déficit fiscal cuantioso e influido en el proceso inflacionario por la forma cómo el régimen financia su gasto público, sparte de la desinversión en los servicios básicos.
Venezuela es un país rentista y dependiente, sobremanera, de la exportación de su principal recurso natural y se halla afectada, desde 1998, por la fluctuación de los precios del petróleo, desinversión y, quizá un poco, por las sanciones que EEUU le ha impuesto desde 2017, situaciones de efectos sociopolíticos y socioeconómicos sobre nuestra vida institucional por el desplome de la actividad económica, petrolera e industrial del país, que ha propiciado la reducción de emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI).
Para colmo, un tribunal de Bonaire ha condenado a PDVSA a indemnizar a BOPEC mediante reembolso de unos USD 41,69 millones por deudas con aquella.
No obstante, tal naufragio, propició a Venezuela cumplir, anticipadamente, con su cuota de reducir gases contaminantes (GEI), la cual fue mayor a un 20 porciento, proyectada para 2030, en virtud del colapso de la industria petrolera.
Escrito por: Isaías A. Márquez Díaz