(26 de octubre del 2021. El Venezolano).- Chips para computadoras. Aparatos para ejercicio. Cereales para el desayuno. A estas alturas, tal vez ya hayas escuchado decir que están escaseando muchísimos productos en el mundo.
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En una época en la que en Estados Unidos y otros lugares del mundo nos hemos acostumbrado a que, con tan solo oprimir una tecla, cualquier cosa que deseamos llegue hasta la puerta de nuestro hogar, hemos tenido la mala experiencia de no poder comprar papel higiénico, tener que esperar meses a que lleguen unas cortinas y tener que conformarnos con el color de nuestro auto nuevo.
Otra cosa mucho más importante es que hemos pasado la pandemia sin equipos de protección adecuados. Los médicos no pueden conseguir los fármacos que necesitan. En Alaska, la gente tiene problemas para encontrar suficientes abrigos para el invierno. Los aviones se retrasan mientras las tripulaciones esperan las entregas de alimentos.
¿Por qué está sucediendo esto?
La pandemia ha trastornado casi todos los aspectos de la cadena de suministro a nivel global, es decir, la ruta, a menudo invisible, de fabricación, trasportación y logística que recorre la mercancía desde donde se produce, extrae o cultiva hasta su destino. Al final de la cadena hay otra empresa o consumidor que ha pagado por el producto terminado. La escasez ha hecho que aumente el precio de muchas cosas.
¿Cuándo comenzó todo esto?
Estos trastornos se remontan a principios del año pasado, al inicio de la pandemia. Las fábricas de algunos lugares del planeta donde se encuentra gran parte de la capacidad manufacturera del mundo —países como China, Corea del Sur y Taiwán, así como países del Sudeste Asiático, como Vietnam, y gigantes industriales europeos, como Alemania— se vieron muy afectadas por la propagación de casos de coronavirus. Debido a que los trabajadores enfermaron o estaban confinados, muchas fábricas cerraron o se vieron obligadas a disminuir su producción. Como respuesta, las navieras recortaron sus horarios para anticiparse a la caída de la demanda en el transporte de mercancía a todo el mundo.
A la larga, eso fue un terrible error. La demanda de algunas cosas —comidas en restaurantes, viajes a destinos vacacionales, servicios de spa— en verdad se desplomó.
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