(08 de mayo del 2019. El Venezolano).- El partido de gobierno ha iniciado encuentros con su dirigencia de base para presentarle a Maduro una propuesta de rectificaciones. Se trata de una pública e irreversible autocrítica. No aguantan más las presiones de abajo, las deserciones y la pérdida de confianza de esa dirigencia que una vez les creyó lo de la contraloría social, el empoderamiento de los consejos comunales y hasta lo de la revolución.
Nada de eso ha ocurrido. Las evaluaciones hechas por el chavismo de base sobre obras de infraestructura, servicios públicos y programas de activación de la economía, han sido desde hace años negativas. Sólo el recuerdo y la lealtad al trabajo político de Hugo Chávez ha podido contener como tema interno las fuertes críticas que las bases del PSUV hacen a un gobierno que perdió el rumbo y con ello ha desvanecido el soporte popular del gobierno chavista, hasta el punto de ser llamado ahora, por ellos mismos, el gobierno madurista.
Esa deliberada diferenciación es gruesa demostración de que no se trataba de una campaña negativa de sindicatos, de partidos de oposición, de gremios profesionales y de empresarios interesados que han denunciado la destrucción del aparato productivo y el empeoramiento de la vida en todos los estamentos de la sociedad. La estampida de millones de venezolanos buscando una vida habla por sí sola.
Estamos a la espera de esas propuestas de rectificación que el propio chavismo de base hará al gobierno de Maduro. Por más que las filtren y las maquillen, no podrán ocultar que el país todo, incluido el chavismo, quiere cambio.
¿Entenderá eso el madurismo? En las capas medias del PSUV ya no hacen sólo de receptores del reclamo de las bases, sino que se ha asumido la vocería de esa protesta ante Maduro, los ministros y los gobernadores. Ya no es sólo la oposición.
¿Entenderán los beneficiarios de la polarización extrema que esa urgencia del cambio ha permeado las fronteras de la intransigencia que ellos han auspiciado para hacerse visibles y crear desentendimientos perpetuos que les garanticen lealtades alimentadas por el odio y la venganza?
El tratamiento conjunto de nuestros problemas y necesidades, por parte de distintos partidos de oposición y de gobierno, se ha convertido en una quimera. Esa actitud no es casual. Es consecuencia de décadas de sectarismo y de miopía histórica. Tan grande ha sido esa ceguera y tanto ha permeado a los seguidores de algunos liderazgos que todavía una de sus banderas es el “no diálogo”. Se deleitan en su autosuficiencia y con el desprecio al otro agregan dificultades al reto de avanzar juntos en la superación de las dificultades.
Estamos comprometidos con el cambio que toda Venezuela reclama. No podemos desmayar en esa lucha. Queremos el cambio de gobierno. No un “quítate tú pa ponerme yo”. Reclamamos un cambio de políticas económicas. Planteamos como urgente la reinstitucionalización del país. No puede Venezuela salir adelante con la ficción de dos Asambleas Nacionales, dos Fiscalías, dos Tribunales Supremos. Hasta algunos plantean que tenemos dos Presidentes. Y otros creen que tenemos dos Fuerzas Armadas. La política requiere un mínimo de seriedad. Esos disparates deben cesar.
No es hora de sacarle en cara a otros venezolanos que se suman ahora porque están a la defensiva, o que estuvieron años indecisos. Es la hora de todos.
Basta de seguir embaucando al país con falacias y fantasías. La abstención, una y otra vez planteada, no resultó. Usted no votó y el gobierno sigue allí. La agitación por la agitación no resultó sino para recrear las imágenes de sus promotores. Multitudes se expusieron. Dolorosamente, centenares fueron asesinados. Miles han sido reprimidos y encarcelados. El gobierno sigue allí. Y la vía insurreccional ahora se ofrece por goteo, un poquito hoy, otro poco mañana. Y el gobierno sigue allí. Lo de Venezuela es algo serio. Ya basta de improvisaciones.
Sólo el diálogo y el entendimiento nos ofrece posibilidades de cambio a corto plazo y en paz. Los protagonistas de viejos ensayos de diálogo no nos han rendido cuentas de las razones de sus fracasos. Han mantenido sus yerros en secreto. Pero eso no invalida la necesidad que los venezolanos tenemos de cambiar en paz y de que no se nos siga vacilando con ofertas engañosas.
Hay que dialogar con transparencia y con eficiencia. Hay que hacerlo para impedir que siga la destrucción de Venezuela. Hay que hacerlo para evitar la violencia. Hay que darle el derecho de palabra al pueblo y convocar elecciones generales en paz y cuanto antes para salir de esta crisis. Hay que hacerlo por Venezuela.