(2 de mayo del 2019. El Venezolano).-Por tercera vez en lo que va del año, lo que debía ser un gran momento para Venezuela se convirtió en un fracaso.
Funcionarios del gobierno del presidente Donald Trump esperaban que el miércoles fuera el principio del final del mandato de Nicolás Maduro, después de que altos funcionarios del gobierno le retiraran su apoyo y la oposición organizara un levantamiento masivo con respaldo militar.
O al menos eso fue lo que se les hizo creer a algunos miembros del gobierno estadounidense.
Pero las deserciones prometidas no ocurrieron, el levantamiento militar nunca se materializó y Maduro parece firme al frente de la nación sudamericana. Los funcionarios del gobierno de Trump volvieron a quejarse del respaldo que recibe Venezuela de Cuba y Rusia al tiempo que emitieron vagas advertencias sobre acciones militares.
“La acción militar es posible”, dijo el secretario de Estado Mike Pompeo en una entrevista con Fox Business Network. “Si es lo que se necesita, es lo que Estados Unidos hará”.
Fue otro golpe de realidad para un gobierno que ha otorgado su respaldo a la oposición con una serie de medidas diplomáticas y económicas que, al menos hasta ahora, no han logrado su objetivo de derrocar a Maduro.
Estados Unidos ve la reelección de Maduro el año pasado como fraudulenta e ilegítima, y ha reconocido a Juan Guaidó, el líder opositor de la Asamblea Nacional, como mandatario legítimo.
Algunos miembros del gobierno pensaron que cumplirían la misión en enero pasado, cuando Estados Unidos reconoció formalmente a Guaidó y cerca de medio centenar de otras naciones hicieron lo mismo. Otros pensaron que podría terminar en febrero, cuando la oposición ingresó al país con camiones cargados con ayuda estadounidense para asistir a la población de un país que en algún momento fue próspero, pero en el que actualmente muchos sufren por el desabasto de alimentos y medicinas a causa de una profunda crisis económica.
Esta semana, a algunos funcionarios del gobierno se les dijo que el ministro de Defensa, el presidente del Tribunal Supremo, el jefe de la guardia presidencial y otros funcionarios anunciarían formalmente su apoyo a la constitución venezolana, respaldando de manera implícita a la oposición, señaló Elliott Abrams, enviado especial de Estados Unidos para Venezuela.
Señaló que Estados Unidos no sabía exactamente cuándo sucedería esto, pero supuso que coincidiría con las marchas masivas que la oposición organizó para el miércoles, Día del Trabajo.
Estaba “ampliamente entendido” que habría enormes manifestaciones por el Día del Trabajo, y que Guaidó y sus simpatizantes esperaban que éstas “llevaran a un fin pacífico del régimen de Maduro”, dijo Abrams a los reporteros en el Departamento de Estado.
En su lugar, funcionarios estadounidenses fueron tomados por sorpresa a primeras horas del martes, cuando se publicó un video en el que aparecían Guaidó y Leopoldo López, un líder opositor que súbitamente parecía haber sido liberado de su arresto domiciliario con la cooperación de los soldados que lo resguardaban. Convocaron a un levantamiento masivo con el ejército, denominado “Operación Libertad”.
Pero los servicios de seguridad que han respaldado a Maduro a lo largo de la crisis jamás cambiaron de bando a un grado notable. Temprano por la mañana, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino, ratificó su apoyo al gobierno. Hacia el final del día, López y su familia habían intentado refugiarse en la residencia del embajador de Chile y posteriormente en la embajada de España.
Funcionarios estadounidenses dijeron que Maduro jamás podría aferrarse al poder sin el apoyo de Rusia y Cuba, y afirman que el régimen de la isla tiene 20.000 efectivos militares y de inteligencia en el país sudamericano.
Cuba rechazó tajantemente las acusaciones y dijo que la mayoría de sus 20.000 personas en Venezuela proveen atención médica, educación y servicios de infraestructura básica. “Las acusaciones de que Cuba tiene tropas en Venezuela son total y absolutamente falsas”, dijo Carlos Fernández de Cossío, director general para asuntos estadounidenses de la cancillería cubana, en una entrevista con The Associated Press en Washington. “Cuba no participa en ningún tipo de operaciones militares ni en operaciones de seguridad en Venezuela”.
En Venezuela, la situación continuaba turbia e inestable el miércoles.
Harold Trinkunas, politólogo de la Universidad de Stanford y experto en el ejército venezolano, dijo que la oposición enfrenta la difícil tarea de persuadir a los miembros del ejército cuyos oficiales son leales a Maduro, o que tienen miedo de sufrir consecuencias legales o de otro tipo con el cambio de gobierno.
“Es prematuro, pero sin duda el movimiento inicial de la oposición no pareció materializar el fuerte respaldo militar que habría necesitado”, dijo Trinkunas.
David Smilde, profesor de la Universidad de Tulane y experto sobre Venezuela, indicó que es posible que Guaidó realizara su anuncio antes de lo previsto por temor a los rumores de su arresto inminente.
“La oposición y sus simpatizantes en Estados Unidos deben reflexionar sobre todo el episodio, en especial sobre cómo atender la crisis”, dijo Smilde. “Está claro que el escenario de presión-colapso en el que trabajaban quedó descartado”.
Dada la incertidumbre de la situación en tierra, los principales asistentes de Trump en materia de seguridad nacional, incluyendo a Pompeo, al asesor de seguridad nacional John Bolton y al secretario interino de Defensa Patrick Shanahan, quien canceló un viaje a Europa para trabajar en el tema Venezuela, se reunieron en la Casa Blanca para discutir las posibles opciones.
Las opciones no deberían incluir al ejército estadounidense, dijo el representante Eliot Engel, un demócrata de Nueva York que preside la Comisión de Asuntos Extranjeros de la cámara baja y que recibió informes de Pompeo y Bolton sobre la situación.
Engel, quien recientemente visitó a refugiados venezolanos en la frontera colombiana y cree que Maduro debe dejar el cargo, dijo que el Congreso ha aprobado las operaciones militares en el extranjero con demasiada frecuencia.
“Creo que los días en que Estados Unidos podía intervenir y enviar a los marines llegaron a su fin, o deberían llegar a su fin”, declaró.