(11 de julio del 2021. El Venezolano).- La responsabilidad histórica que tenemos todos los que de una forma u otra hemos hecho vida política en Venezuela es ineludible, es obligatorio que de lo aprendido demos fe testimonial, como aporte para las futuras generaciones y siempre en la búsqueda o con la esperanza de que lo aprendido de esta vivencia no se repita, es decir la parte adversa aprendida del ejercicio político, que ha conllevado a esta tragedia humanitaria que vive nuestra patria. Jamás poner en riesgo la democracia, por muchas fallas que haya que corregirle, siempre enfrentamos al discurso y la práctica comunista y sus disfraces, es comprobado que nunca han tenido por objetivo la mejoría de calidad de vida para las masas, está ya más que demostrado que su único fin es tomar el poder, secuestrarlo y utilizarlo para obtener riquezas sometiendo al pueblo con carencias, migajas, además de aniquilar toda posibilidad de participación política libre sin su control y beneplácito.
Por eso considero tan verídico y contundente el adagio popular que dice «el que siembra vientos, cosecha tempestades» y allí entra la reflexión o el análisis retrospectivo que me trae al tema de hoy, Hugo Chávez, el traidor mayor, el hoy felizmente difunto, nunca pensó en una gran patria, en un gran país, lo que tuvo entre ceja y ceja fue cómo se mantenía en el poder de cualquier forma. Es la historia pero hay que recordárselo a los jóvenes, pues después del golpe de estado del año 2002 Chávez no confío en los militares, considero que allí es donde comienza la desgracia para los venezolanos. Ante la furia por haberse visto a punto de perder el control del país, sus amos de Cuba le aconsejaron que armara a los barrios, a los delincuentes más peligrosos, azotes de esas comunidades, con el compromiso de fidelidad y lealtad a la revolución; era la solución no importandoles arriesgar la vida de la gran mayoría del digno pueblo trabajador y honrado. Allí nacieron los temidos circulos Bolivarianos los cuales a través del tiempo y mucho desbarajuste entre ellos (Lina Ron y Diosdado Cabello sus jefes principales), derivaron hoy en día en los llamados colectivos. No son otra cosa que los brazos armados del narcochavismo o paramilitares con licencia para matar y reprimir cualquiera de las manifestaciones convocadas por la oposición; luego crearon las milicias, el irrespeto máximo a la institucionalidad militar, los payasos o los hazme reír de la mayoría de los venezolanos.
En el año 2010 nos llamaban la atención a algunos gobernadores y habia problemas con el gobierno nacional porque habíamos controlado y reducido en su mínima expresión esa delincuencia que fue combatida con educación, evitando la deserciones educativa, pero también con mucha firmeza e inteligencia policial y tecnología, o sea utilizamos prevención y represión. El gobierno central no aceptaba que las regiones establecieran políticas de seguridad diferentes a las complacientes que ellos direccionaban.
Con su jefe máximo al mando, el capo de Diosdado Cabello, los círculos Bolivarianos debían ser respetados y desde esa posición siempre aprovechó para obstaculizar a nivel central la tarea de control del orden público a varios gobernadores. Evidentemente eso ha sido una política de estado, ya que podemos recordar los 21 planes de seguridad que implementaron para combatir la delincuencia, pero sin tocar a los círculos Bolivarianos, esencia o guarida de la delincuencia y obviamente dichos planes fracasaron uno tras el otro.
No tenemos idea de cuantas estructuras criminales tanto urbanas como rurales, muchas de ellas ideologizadas, tienen el control territorial y sabemos que muchas de ellas están conformadas por grupos extranjeros. El mejor ejemplo lo tenemos en los estados fronterizos, donde ya no existe la presencia de las Fuerzas Armadas sino la guerrilla colombiana y así sucede en siete parroquias caraqueñas -por ahora- y en ciertos estados del país en los que algunos sectores conflictivos fueron declarados zonas de paz, lo que significa que el estado o los cuerpos policiales no pueden entrar en dichas zonas dejando el control total a las bandas criminales.
No tengo lugar a dudas de que son operativos esporádicos premeditadamente fracasados para perseguir al Koki y sus bandas, cualquiera sabe que al entrar a un barrio se debe permanecer y hacer control posterior pero como el narcorégimen ya perdió el control sobre sus antes aliados, finalmente abandonan de nuevo el territorio y así los delincuentes retoman el control social que es a mi forma de ver lo que realmente a la mafia narcochavista le interesa.
Desde la cárcel del exilio aseguro que no hay voluntad de acción para acabar con esta implosión de seguridad. Hoy es «El Koki» y mañana será otro y así sucesivamente continuarán con su política criminal de estado. Aunque es bien sabido que estas bandas manejan mucho dinero y con eso controlan la vida de las comunidades (comida, libertad de tránsito, tráfico de droga, menores de edad, etc) ¿Cómo se explica que tengan armamento de tanto poder, que sólo le venden a instituciones? ¿Quien se lo suministra o vende? ¿Quién puede dudar que los que usurpan el poder representa una organización criminal internacional? Obviamente que es el mismo estado fojajido o delincuencial.
Son tan cínicos y care’tablas que la dizque Ministra del Interior de la tiranía salió afirmando que la delincuencia fue armada por la derecha o la oposición y están financiados desde el exterior lo que posteriormente reafirmó el usurpador Nicolás Maduro.
Hay muchos mentecatos que creen esa y cualquier barbaridad que estas basuras digan o hagan. Lo preocupante es que con un pais en una clara y descomunal crisis humanitaria, que ha generado una estampida hacia el exterior de más de 6 millones de venezolanos, con este mega problema de seguridad que ha provocado desplazamiento y huída de la población de territorios ocupados por el malandraje institucionalizado, haya actores de «oposición» que consideren que con ese horripilante telón de fondo sea procedente prestarse para la farsa electoral del 21 de noviembre, como si esas elecciones o adjudicaciones van a resolver el holocausto que está viviendo mi amada patria. Definitivamente hay de todo en la viña del Señor, sin dudas la vía es darle la espalda a todo artilugio que lleve a los demócratas a presentarse a ser electos por el pueblo, sin las mínimas condiciones que la democracia exige para tener esa responsabilidad. Consecuente con la lucha contra el comunismo y sus malabares sigo denunciandolos con lo único que me queda LA PLUMA Y LA PALABRA
José Gregorio «El Gato» Briceño Torrealba