(04 de enero del 2021. El Venezolano).- A Rosa, nombre real en resguardo por medidas de seguridad, le pican y le sudan excesivamente las manos. La comezón es tan intensa que debe quitarse los guantes cada 10 minutos porque no puede concentrarse. Siente que los dedos se le sancochan, y nota que un sarpullido que hace días le cubría solo los nudillos ahora hace estragos en sus muñecas. A la erupción le acompaña una irritación en los ojos y una tos seca que no se le quita y empeora cada semana. Además de ella, otros 16 de sus colegas en su sitio de trabajo lidian con los mismos síntomas.
En el laboratorio de la planta de tratamiento químico de Piamo, que pertenece a Petróleos de Venezuela (Pdvsa), y que está ubicado en la parroquia El Tejero (municipio Ezequiel Zamora) del estado Monagas, no es la COVID-19 lo que enferma y envenena a los empleados y analistas químicos como Rosa. En esa unidad de procesamiento en la que se manejan a diario sustancias nocivas como xileno, benceno y tolueno, es la falta de equipos y medidas de seguridad industrial lo que compromete la salud de los trabajadores, quienes, además, están desprotegidos debido a la falta de seguro médico y el deterioro de sus condiciones laborales.
Una evaluación toxicológica realizada por la Unidad de Salud Ocupacional del laboratorio de la planta de Piamo arrojó a mediados de este año que 16 de un total de 36 trabajadores tienen la sangre contaminada con sustancias tóxicas. Sin embargo, se desconoce el estado o la situación actual de estos empleados.
La información sobre el umbral de riesgo al que están expuestos es un rumor de pasillos. Una fuente vinculada a la planta, que prefirió mantener su nombre en anonimato, explicó que la gerencia optó por mover de sus puestos a los empleados contaminados que manifestaban los síntomas de envenenamiento.
“La gerente y directora de salud de la parroquia Punta de Mata (municipio Ezequiel Zamora), Luvidis Millán, negó desde el principio los estudios hematológicos especializados para hacerles seguimiento y determinar el daño generado o las patologías. A quienes se complicaron con la COVID-19 tampoco se les sometió a una evaluación. Una compañera desarrolló problemas en su sistema reproductor y se hizo estudios particulares. Cuando se supo el diagnóstico la enviaron a otro departamento y se olvidaron de eso. No fue atendida”, denunció la fuente.
Olvidados y expuestos a la muerte
Para los trabajadores de la estatal petrolera enfermarse puede significar la muerte. Según cifras y datos recopilados por los sindicalistas de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela (Futpv) 300 trabajadores activos y jubilados han muerto desde 2019 hasta la fecha a causa de enfermedades ocupacionales, patologías crónicas, falta de medicinas y complicaciones asociadas al coronavirus.
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