(18 de diciembre del 2020. El Venezolano).- La crisis genocida que desde 2015 nos ofrece el régimen aciago y lerdo de NMM, materializada en violencia, inseguridad, coacción sociopolítica, inanición, carencia de medicinas y servicios esenciales, ha hecho que más de unos cinco millones de venezolanos y venezolanas, según ACNUR/OIM de diferentes edades residan en el exterior; la gran mayoría en países latinoamericanos y el Caribe, suerte que se ha convertido en una de las crisis por éxodo sin previo en el mundo, que conlleva refugiados y migraciones víctimas de tratantes de la explotación inhumana, con tarifa de unos 600 USD por alma y de abusos al extremo, haciéndoles balsear por vías informales en huida de la inseguridad reinante en Venezuela y hasta de persecución política en algunos casos; expuestas e irregulares que implican riesgos virtuales, tal y como el caso tan flébil que hoy nos ocupa, la ruta desde península de Paria hasta TT por un espacio acuático difícil, sobremanera, de aguas turbulentas, muy fuertes en boca del dragón; actividades furtivas, de unas seis mn (unos11 km de tramo), donde se violan todos los patrones internacionales vigentes sobre seguridad marítima.
Es así cómo tratantes de vidas humanas, seres desalmados, se lucran de su desdicha mediante traslados importándoles, nada, los riesgos letales a que se expone todo ser en búsqueda de una “salvación” y “seguridad” ilusivas.
Razón por la que se “recomienda a las autoridades venezolanas unir fuerzas para evitar se repitan otros casos análogos”.
No obstante, aunque el problema radica en una crisis socioeconómica insostenible, la Defensoría ha llamado la atención de las autoridades a fin de evitar el tráfico migratorio.
Quedaría a mamos de las autoridades investigar sobre la ubicación del bóngalo de traficantes de personas, aquí en Venezuela y en TT.