(29 de septiembre del 2020. El Venezolano).- Está suficientemente comprobado por los organismos internacionales competentes, incluyendo los de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que en Venezuela la violación de los derechos humanos, aunque parezca exagerado, ha pasado a ser una actividad deportiva. Es obvio que la dictadura militar
nazicomunista venezolana, desde el primer momento de su
instauración, organizó cuerpos de represión oficiales y bandas
de delincuentes bien armadas, con el propósito de someter a
quienes se oponen al régimen, como también a los que
abandonan la “revolución”.
Los años 2002, 2003, 2014 y 2017, para señalar únicamente a
los más emblemáticos, quedaron registrados en la historia
reciente como huellas indelebles de la convicción criminal de la
cúpula dictatorial, de la cual participan –incluso se sienten
orgullosos de su capacidad para el crimen– los altos
funcionarios de todos los poderes públicos del Estado, con
excepción de la Asamblea Nacional legítima, que preside Juan
Guaidó. Aquellos funcionarios constituyen la cúpula violadora de
derechos humanos, a la cual le atribuyen reconocidos crímenes
de lesa humanidad. Sin lugar a dudas se trata de quienes
conforman el aparato represivo más sanguinario de América
Latina.
Insólitamente en los últimos días, los propios miembros de la
cúpula criminal, de la manera más descarada, han ocupado, por
las buenas o por las malas, los espacios comunicacionales del
país, específicamente para defenderse de las severas
acusaciones que pesan sobre ellos. Por cierto, acusaciones bien
sustentadas, de las cuales les será muy difícil sacudirse.
Es innegable, ante los ojos del mundo, que la cúpula violadora
de derechos humanos, que opera a sus anchas en Venezuela,
sabe que los “ganchos” de los países libres y democráticos ya
empiezan a ejercer presión en sus muñecas ensangrentadas. Es
obvio que la cúpula criminal está en apuros. Por muy
voluminosos que sean los informes mediante los cuales
pretende defenderse, esos ya tienen estampado el sello de la
nulidad; porque han sido elaborados por los mismos que han
cometido los crímenes. ¡A la cúpula acusada le vendría muy
bien que abandonaran los cargos que están usurpando! De lo
contrario, que preparen el cuerpo y el espíritu, pues el castigo
ha de llegar. ¡Cuidado, porque puede ser pronto!
ANTONIO URDANETA AGUIRRE
Educador – Escritor
urdaneta.antonio@gmail.com
@UrdanetaAguirre