(06 de septiembre del 2020. El Venezolano).- Como es usual en tiempos difíciles, en todo sentido, pandemia incluida, la mayoría de los venezolanos, estamos confundidos y de alguna manera hartos o cansados de una crisis nacional particularmente ruinosa y de dificultades que se multiplican. Hay casi total consenso en tres cosas: 1) El principal responsable es el gobierno nacional. 2) Que la solución es política. Cambio de gobierno y cambio de políticas. 3) Que el sistema político imperante es autoritario, no-democrático (en los calificativos sí se discrepa). Cada tanto tiempo se presentan coyunturas políticas y electorales que suscitan intensas discusiones, diferencias y decisiones, afortunadas o desafortunadas, que crean muchas expectativas favorables, pero que no terminan de cumplirse y van creando una frustración masiva. Estamos en una de esas coyunturas electorales.
En la oposición se plantearon diversas tesis. Participar, siempre y cuando existan condiciones de confiabilidad y transparencia en el proceso. Ello implicaba un CNE no pro-gobierno y acordado y nombrado vía Asamblea Nacional.
Al no cumplirse este requisito el gobierno impone un CNE no confiable y aquí surgen básicamente dos tesis en la oposición: 1) no participar y denunciar el montaje de un posible fraude. 2) participar con condiciones mínimas o en las condiciones existentes. En términos mediáticos se empezó a hablar de CO-HABITACIÓN y/o ABSTENCIÓN. Ambos términos terminan siendo confusos e indeterminados y obviamente polémicos. En términos políticos siempre existen varias o muchas estrategias y nadie sabe cuál es la más exitosa, sino “después”.
Varios sectores opositores se decantaron a “participar”, otro sector, claramente y desde hace mucho tiempo asumió la decisión de no-participar en ninguna elección organizada por la “dictadura” y que debe incluir la elección presidencial, ya que califican al gobernante como “usurpador” y la oposición, identificada con el pacto parlamentario y el presidente-encargado con reconocimiento internacional intentó “negociar un acuerdo” con un nuevo CNE, al frustrarse deciden no participar en las elecciones, y no hablan de abstenerse o abstención, sino de un Pacto Unitario que en estos días debería estarse definiendo y anunciando su estrategia.
Lo significativo de todo esto es la profunda confusión general y divisiones reales y profundas en los sectores opositores, mientras que el gobierno niega todas las acusaciones y se prepara a “ganar”. Como dijo una de sus representantes “vamos a devolverle la AN a Bolívar y Chávez”. La situación nada fácil se complica por la profunda injerencia en todos los sectores de intereses geo-políticos de carácter regional y global y por la situación humanitaria y de pandemia que padecemos, inclusive algunos sectores están planteando suspender y diferir todo proceso electoral hasta no superar la pandemia.
Como siempre he dicho, lo ideal sería una transición democrática convenida con seriedad y acompañamiento internacional, lamentablemente todo el discurso y señales que sigue manteniendo el gobierno es el “modelo-cubano”, en ese caso, siempre queda abierta la peligrosa puerta de la “confrontación” con actos de presión o de fuerza de diferentes tipos e imponderables, mientras la destrucción continua