(23 de agosto del 2024. El Venezolano).- Si algún comportamiento la gente aprecia y valora de María Corina Machado, es su coherencia y su sinceridad. No engaña, no lleva a la gente a ciegas a destinos inciertos. Siempre enseña la verdad, esa es la ruta, la franqueza con que asume la conducción de este proceso plagado de arbitrariedades, a cargo de un régimen dictatorial que ha querido jugar a “elecciones libres” y ahora se le ha complicado su propio juego o más bien ardid!
Por Mitzy Capriles de Ledezma.
María Corina siempre dijo, a manera de advertencia, que “no sería nada fácil lidiar con ese aparataje despótico”. Y lo cierto es que todos, y hasta el más desprevenido de los venezolanos, estábamos al tanto de esos desafíos. Lo vivimos después de ganarles las dos terceras partes de la Asamblea Nacional en aquel memorable diciembre de 2015. Después de esa incuestionable victoria, declararon en desacato al poder legislativo, y la tarea la ejecutó el mismo Tribunal de Justicia que ahora le hace el trabajo sucio a Nicolás Maduro santificándole el descarado fraude que lo convierte ilegítimamente en presidente electo.
Es el mismísimo régimen que controla los órganos del poder público. Un Fiscal que monta expedientes espurios. Un Contralor que inhabilita a diestra y siniestra. Un Defensor del Pueblo que no defiende a nadie, sino que se esconde para no darse por enterado de los crímenes que a mansalva son perpetrados por órdenes de su patrón Nicolás Maduro. En definitiva, todo un tinglado cuyo poder es la ILEGALIDAD que los ampara para acometer la represión más escandalosa, brutal, sangrienta y escalofriante que se conozca en estos últimos tiempos. Eso sucede en un país llamado Venezuela, cuyos ciudadanos se niegan a rendirse ante descomunal ensañamiento.
En este nuevo capítulo protagonizado, estelarmente, por María Corina y Edmundo Gonzalez Urrutia, no han faltado las comparaciones de personas consternadas que se resignan a anticipar otro desenlace similar, a los que anteriormente han dejado sinsabores en el paladar de un pueblo que se ha entregado por entero en cada una de esas citas que hemos realizado con nuestro propio destino. Pero la verdad es que ahora se ha concitado un elenco de elementos y factores que dan lugar a estimar, con los pies sobre la tierra, que no está lejos de la verdad María Corina cuando asegura, sin titubeos que “no hay vuelta atrás”, que este es el momento y esta es la hora de hacer valer el tiempo del retorno a la democracia en Venezuela.
La verdad que pesa mucho es que Maduro fue derrotado muy a pesar de su desproporcionado ventajismo. Lo cierto es que eso es lo que se reafirma en todas partes del mundo y en razón de esa convicción generalizada es que se están produciendo resoluciones, acuerdos y categóricos pronunciamientos que no se quedarán o reducirán a simples enunciados diplomáticos. La presión es seria y muy bien encausada por los conductos establecidos legalmente en los ámbitos internacionales. También adentro, la ciudadanía resiste en demostración de un coraje admirable. Son esos valientes compatriotas que lo están arriesgando todo a sabiendas de que les respira en la nuca ese monstruo enfurecido que suelta ese fétido y vaporoso aliento de represalia.
Vamos a ganar, dijo María Corina y fue cierto, ganamos y de qué manera tan gloriosa. Vamos a cobrar y también será cierto, en tanto y en cuanto sigamos unidos indisolublemente ¡Hasta el Final!