(21 de septiembre del 2023. El Venezolano).- Núñez Feijóo le pidió, el 23 de agosto, a la presidenta del Congreso de los diputados de España un mes para formar gobierno.
Por: José Antonio Medina
Estaba convencido de que su sapiencia le facilitaría encontrar los 4 votos que le faltaban. No fue así. Lo intentó, pero mal; olvidó que cuando se negocia, siempre se da algo a cambio. Y eso que se la pasa acusando hasta al gato de unilateral.
Siempre pensamos que Pedro Sánchez daría el Ko fulminante al gallego después de que la investidura fallara, incluso con la visita de Yolanda Díaz a Puigdemont, todo pareció que el lío se montaba dentro del Psoe y el PP comenzaba a respirar aire fresco; nos equivocamos, José María Aznar lo adelantó cuando dijo eso de que España acumula energía cívica y masa critica nacional, para impedir el proyecto de disolución nacional de los sanchistas, pero que había que plantar cara con toda la determinación posible. Es más, la secretaria general, Cuca Gamarra dijo que se trataba de una convocatoria porque se vivía una situación de urgencia nacional.
¡Joder! Y dicen que eso no era un llamado a la confrontación ciudadana. Menuda metedura de pata. Ese desbarajustado plan se lo montó el hombre que no mueve los labios cuando habla y hace 600 abdominales de una sentada. Llamó a la lucha civil para el 24 de septiembre, dos días antes de la investidura de Feijóo. Menudo favorcito.
Esto no rima ni tiene compás. Nada de apoyar la investidura, nada de hablar del programa político del candidato popular, solo ir contra la amnistía y, el rompimiento definitivo de España como país. Y, si había alguna sospecha de que no habían tirado la toalla, el martes pasado, el 19, se opusieron a que en el Congreso se hablara, oficialmente, el gallego, el euskera y el catalán, lenguas de más de 12 millones de españoles.
O sea, que Feijóo se fue a la lona antes de sonar la campana del primer round. Que pena para el hombre que vino de Galicia ufanado en la gloria gracias al fracaso de Pablo Casado.
Pareciera que esta historia le hubiese amputado las entendederas, no se puede hacer peor ni queriendo. Ahora, bajo una profunda apatía, debe repensar que con un VOX dejando los pinganillos traductores en el escaño de Pedro Sánchez para marcharse en fila india del Parlamento, no podrá gobernar, guardando sus esperanzas en que los de Podemos metan más caña con lo de Irene Montero para que la vuelvan a nombrar, si forman gobierno, ministra de Igualdad, que Puigdemont no esté metiendo una trola con las tres condiciones que le gritó a pecho pelado a Yolanda Díaz, eso de la amnistía, la independencia y una ley que respalde ese tinglado y, que Alfonso Guerra y Felipe González, mantengan su campaña en contra del demonio que está a punto de descuartizar el reino borbón.
En esta teleculebra, Sánchez, como se ve, tampoco lo tiene fácil, porque además de la vieja guardia peleando en su contra, está su presidente de Castilla La Mancha, Emiliano García-Page pidiendo aclaraciones sobre el tema de la amnistía.
Sin embargo, el sorpresivo Sánchez tiene enfrente a un Feijóo cabizbajo, aceptando a regañadientes que no lo sabía todo, que su liderazgo está cuestionado y, que nadie ha querido saber nada de él ni de VOX.