(30 de diciembre del 2022. El Venezolano).- “El adversario surge de la controversia ideológica entre quienes ofrecen modelos de sociedades distintas.” Ramón Escovar León.
Por Neuro J. Villalobos Rincón
Una característica de los Estados fallidos es que la presencia de su gobierno, más que su ausencia, es el principal culpable del fracaso de los mismos. Lo que es peor aún es que la destrucción de las instituciones y la consecuente anarquía se hace de manera deliberada y a propósito, causando enormes riesgos y males a sus propios habitantes.
En Venezuela, para desgracia nuestra, el Estado usurpador se ha convertido en un Estado fallido, tratando de copiar modelos fracasados en el mundo. Los impulsores de esta teoría expresan que los países más elevados de la clasificación del índice de Estados fallidos, se enfrentan a un riesgo mayor de conflictos internos, violencia civil y catástrofes humanitarias.
A pesar de que el régimen de forajidos se ha enquistado en el poder y se ha apropiado de los recursos económicos más astronómicos del país, no ha podido satisfacer las necesidades perentorias de su población ni sentar las bases para garantizar un capital social básico que posibilite su transformación productiva en un futuro cercano. Estamos en presencia de un orden absurdo y como dice el Dr. Alberto Borea Odria, “el orden absurdo se convierte en un orden depredatorio o de asaltantes cuando los exaltados se transforman en bandidos organizados.”
Pareciera que en esa anarquía propiciada por los usurpadores del poder, algunos dirigentes de la oposición vienen cometiendo errores, unos tras otros, por comisión u omisión, porque dejar pasar la oportunidad de hacer lo que se tiene que hacer oportunamente, también es un error y favorecen al régimen.
Quizás el más increíble, inoportuno y revelador de las ambiciones desatadas, es el que se acaba de anunciar, con la venia de la mayoría de los parlamentarios de la oposición, de hacer desaparecer la figura del gobierno interino que ellos mismos acordaron y previsto en la Constitución, por no estar de acuerdo con su actual Presidente, contra quien descargan todas las culpas de no haber salido del régimen usurpador. Los culpables somos todos y no solamente Juan Guaidó. No podemos esquivar tamaña responsabilidad y salir silbando en la oscuridad para espantar el miedo que amenaza con paralizarnos.
Yo recomendaría a todos los venezolanos que no nos dejemos confundir, que leamos con calma y detenimiento dos documentos, por lo menos y me disculpan si no menciono otros, que ubican con suma claridad lo que sucede, el tamaño de la irresponsabilidad y agallas de algunos dirigentes y lo que hay que hacer correcta, coherente y honestamente en estas circunstancias tan terribles en que se pretende colocar a la Nación.
Uno de esos documentos es el “Pronunciamiento del Tribunal Supremo de Justicia legítimo de la República Bolivariana de Venezuela, elegido y juramentado el 21 de Julio de 2017 por la Asamblea Nacional electa el 15 de Diciembre de 2015. El otro documento es el que puso en circulación el “Movimiento Ciudadano de Venezolanos en el Mundo”, conformado por varias organizaciones de la diáspora a nivel internacional, que titula: “La salida otra vez está en la Unidad”. Son documentos serios, razonados y cortos, con sentido patriótico, y muy precisos, que espero hayan contribuido a crear conciencia entre los parlamentarios venezolanos de su inconstitucional e impolítica pretensión de dinamitar un camino abierto hacia la libertad y la restauración de la democracia en Venezuela, así como obstaculizar el fin de la usurpación, la realización de elecciones libres y transparentes que nos permita elegir un gobierno de transición honesto, decente y eficiente que nos devuelva la paz y la tranquilidad ciudadana y nos enrumbe por el camino de la prosperidad.
Dios quiera que estemos a tiempo de frenar tal despropósito y se recobre la sensatez y la cordura. Es tiempo para poner en práctica la Política, con P mayúscula, y que en su ejecución participen los que presenten mayor moderación, equilibrio y ponderación, sin ambiciones personales o grupales. Tal como dice Ramón Escovar León, hay que dejar atrás las pasiones e incoherencias que mueven a los políticos opositores en Venezuela que se empeñan en ir de fracaso en fracaso bajo el manto de la contradicción permanente.
Los adversarios políticos no son los compañeros de ruta, los que con sus virtudes y defectos están del lado de una justa causa, los adversarios políticos son los que están en la acera del frente representados por el Chavismo y Maduro como engendros del mal que han degradado la práctica de la Política.